Críticas de espectáculos

Usted puede ser un asesino, en Madrid

MARIA JOSE CANTUDO, EN SU MEJOR MOMENTO ACTORAL

Por Pablo Villamar

María Jose Cantudo ha vuelto al teatro con una de las más célebres obras de Alfonso Paso, «Usted puede ser un asesino», con un conjunto de actores entre los que destaca Antonio Vico -a quien yo conocí hace muchos años, siendo vocal de Cultura del Centro Asturiano y él trabajando con Mari Paz Pondal, en el antiguo Teatro Cómico que se merendó El Corte Inglés- ¡qué tiempos! y Andoni Ferreño, muy suelto en escena, pese a venir de la televisión.
La obra de Alfonso – con quién yo colaboré en algunas ocasiones -, sigue tan fresca y actual como sólo sucede a las buenas comedias. ¡Lástima que la hayan trasladado a su «época», con canciones de entonces, cuando es una pieza de todos los tiempos. Por lo demás, la Compañía se apunta un éxito en esta reposición.
Punto y aparte merece María José Cantudo que se revela, una vez más, como la primera actriz ya consolidada, que domina el arte de la interpretación hasta el punto de jugar con la voz, el fraseo, lleno de registros, de tonos y semitonos, así como la picardía, en el gesto y el ademán, en esa difícil naturalidad, que exige esté genero más fuerte que el drama, que solo el estudio, la experiencia en las tablas, pueden lograr la creación del personaje.
Yo me estaba preguntando durante su actuación, el por qué ya no hace cine y televisión, dado que su fotogenia y su forma de trabajar encaja perfectamente con las cámaras y donde nos hace falta una Julia Roberts española. Porque además Mª José, hace el drama o la comedia dramática («El baile» de Neville) o la canción en «Las Leandras», lo que indica su grado de versatilidad. Si a eso le añadimos que es empresaria, hace los diseños del vestuario y la escenografía, luce modelos exquisitos y además es coleccionista de arte y antigüedades, que no ha necesitado un escándalo, ni entrar en las revistas del corazón, para adquirir fama, podemos concederle un 10 como le pasó a citada Julia Roberts, no sólo por su arte, si no por su personalidad de mujer.
En cuanto a la dirección de Ramón Ballesteros, hay que objetarle algunos pequeños detalles, al haber dirigido desde el escenario en lugar de la platea. Si así lo hubiera hecho no existirían tantas escenas de perfil, o de tres cuartos, casi dando la espalda al público, lo que supone la proyección de la voz hacia el foro y su debilidad para con el público. Esto pertenece a lo que llamamos «la técnica de la actuación», que todo director que sepa su oficio, debiera conocer. Sin embargo es un defecto fácilmente subsanable en sucesivas representaciones.
No quiero terminar esta crónica sin hacer un resumen de la obra de Paso «Usted puede ser un asesino». En efecto, según sus teorías todos somos asesinos en potencia, y aquí, como en las novelas de Ágata Cristi o en las películas de Alfred Hitchock, lo que importa es el final, que mantiene la intriga, en este caso divertida, de humor negro, hasta que el asesino resulta ser…bueno, no es el mayordomo, porque el asesino es…, no, no voy a contarlo, hay que verlo y ustedes tampoco lo cuenten a nadie. El asesino es…lo tengo en la punta de la lengua…Vayan y entérense. Pero tampoco lo digan. ¡Chitón…! PABLO VILLAMAR


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