Críticas de espectáculos

Hombres al rojo vivo

Hombres al rojo vivo
por: carlos
Como no podía ser de otra manera, Maite Agirre, la francotiradora del teatro vasco, vuelve a arriesgar en su nuevo montaje “Mujeres al rojo vivo” y a ganar la partida. Bienvenidos a un viaje al corazón de las pasiones femeninas del que regresareis diferentes.

Titulo: Mujeres al rojo vivo. Autora: Edurne Rodríguez. Dirección: Maite Agirre. Reparto: Kris Eizmendi, Tania de la Cruz y Julia Hernández. Escenografía: Ikaro. Vestuario: Koro Pascual. Iluminación: Angel Collado. Música: Kontxi Flores y Harkaitz Bastarrika. Producción: Agerre teatroa. Lugar: Centro cultural villa de Errenteria. Fecha: 29 de septiembre de 2002. Estreno absoluto en castellano.

En “Mujeres al rojo vivo”, gente sin complejos ni tapujos nos hablan de los avatares de la vida, son tres actrices que disparan cosas que tú también has pensado pero no te has atrevido a confesar, en una catarsis libertaria donde te sientes reflejado en una mirada a la sociedad y a nosotros realizada con cariño y desparpajo en la cual cada palabra es una granada reflexiva que te incita a desenterrar esos deseos ocultos que te oprimen el alma.

Es esta una historia de todos pero con la perspectiva de las mujeres, un canto a la libertad de expresión donde nos identificamos en los tres personajes que son sinceros y deciden hablar abiertamente de lo que se les pasa por la cabeza y lo que les ahoga el corazón Se nos ofrece un texto vitalista y a veces brutal que llega al público gracias entre otras cosas a su humor inteligente, surrealista y con toques que nos recuerdan al teatro del absurdo.

Es esta una propuesta teatral no exenta de riesgo que se apoya principalmente en el trabajo actoral amen del texto.

Y es que gran peso del montaje recae sobre las actrices, estupendas actrices que consiguen dar una fuerza especial a las palabras sobre todo cuando nos hablan del amor y critican esa dictadura del físico de la que no escapa nadie hoy en día.
Actrices que juegan a la perfección con objetos de marcado significado como los zapatos rojos o esas sillas de un blanco puro y radiante, o el agua de la que emana la vida colocada en primera línea del escenario, notándose un cuidado trabajo de expresión corporal.
Actrices con mayúscula que logran una comunicación con el público muy satisfactoria a lo largo de la hora que dura la obra.

Lo arriba citado no obsta para decir que la escenografía, iluminación y música a pesar de su sencillez acompañan y conducen a la historia con una sincronización milimétrica. Asimismo, volver a reseñar la sabia elección de los colores del atrezzo y del vestuario.

En definitiva, a mi entender el gran acierto de Mujeres al rojo vivo es que consigue proyectar las emociones del público, dejando nítido el sempiterno pero nunca calado mensaje de que hay que aceptarse a uno mismo, y es que….¡que difícil es sobrevivir!

Carlos Minondo
carlos@donostilandia.com


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