Sueño bergmaniano
Obra: Després de l’assaig
Autor: Ingmar Bergman
Intérpretes: Cristina Brondo, Montse Guallar, Lluís Marco
Iluminación: César Fraga
Dirección: Jordi Mesalles
Producción: Companyia Teatre Lliure
Teatre Municipal de Manacor – 12-10-02 – Fira de Teatre de Manacor
La traducción al catalán es de Jordi Castanyer y logra una versión teatralmente muy potente. El texto de Ingmar Bergman es una juego parateatral y quizás con reminiscencias biográficas, pero tiene una densidad considerable, una sabiduría en el diálogo, en la progresión del conflicto, en el uso de unos personajes complejos, que se van formando por las acciones y por las palabras, muchas palabras que en esta ocasión parecen imprescindibles, porque estamos ante un gran texto de teatro, con sus referencias a otro texto, “Sueño” de August Strindberg, por lo que la acumulación de claves sobre un situación de relaciones personales explicadas a través de una vida dedicada, en este caso, al teatro, a la dirección concretamente, se convierte en un extraordinario trabajo teatral, equilibrado, con momentos para el lucimiento interpretativo, con un espacio escénico útil y una iluminación que consigue dotarle de una especie de control de intensidad cromática que acompaña en la concreción de esta propuesta del Teatre Lliure.
El director maduro que se enamora de la joven actriz con la que está ensayando y que es la hija de un viejo amigo, sus muestras de celos camuflados, su seducción, la aparición de la madre de esta actriz, actriz a su vez, que le retrata en el pasado en unas relaciones tumultuosas. Todo esto que parece material banal, en manos de Bergman se convierte en una joya que debe completarse con una dirección que mantenga bien el pulso de todas las acciones que se emprenden, que trabaje para que el actor y las actrices hagan del texto una materia sublime, se desentrañe toda oración para que desemboque en un gesto orgánico, en una inflexión prosódica, en un silencio y todo acabe en la celebración de una hora y media de buen teatro, del mejor teatro de texto.
Carlos GIL
