Críticas de espectáculos

Copenhague/Michael Frayn

Ciencia y conciencia
Obra: Copenhague
Autor: Michael Frayn
Versión: Charo Solans
Intérpretes: Fernando Delgado, Sonsoles Benedicto, Juan Gea
Escenografía: Giuliano Spinelli
Vestuario: Paula Roca
Iluminación: Rafael Mojas, Félix Garma
Dirección: Ramón Calleja
Producción: Fila 7, Armonía
Teatro del Complejo Educativo –Eibar- 08-03-03
En el año 1941 se reunieron en Copenhague dos premios Nobel, profesor y alumno, uno viviendo en la Dinamarca ocupada y siguiendo con sus investigaciones en la física nuclear, el otro, en la Alemania nazi, persiguiendo el mismo objetivo. Dos personajes que encarnan la figura del científico investigador que pone sus conocimientos al servicio de la guerra, creando la denominada bomba atómica. Fue una carrera entre los dos bandos, y cuando los aliados tuvieron fabricada su bomba, la lanzaron cuando ya estaba derrotada Alemania. ¿Pudo Alemania haber conseguido la bomba antes y entonces ganar ella la guerra? ¿Qué implicación tuvieron los científicos de ambos bandos en la realización o no de este cambio cualitativo en el concepto de guerra, de humanidad, con el dolor causado y el temor presente?
Los dos científicos y la mujer del danés son los personajes que Michael Frayn nos coloca para que en un matemático juego dramático, con idas y venidas en el tiempo, nos vayan relatando los lazos de amistad, los secretos guardados, los paralelismos y la asunción de la conciencia como elemento perturbador de la ciencia aplicada e instrumentalizada desde los poderes como elemento de destrucción y de dominación. Y es una dialéctica que hoy sigue siendo desgraciadamente un tema de actualidad. Planteada con economía de medios, no hay parafernalias ni adornos, lo importante es el desarrollo dramático, inquietante, que llama la atención y que se sustancia en unos buenos diálogos, en un punto de vista poliédrico del problema y que se consigue en esta propuesta con la habilidad de dejar que los actores asuman su protagonismo absoluto, metabolicen sus textos y se digan con eficacia y belleza para lograr no solamente el encantamiento, sino la reflexión. Un texto necesario, en un montaje comprometido. Un teatro de conciencia, con debate interno que se prolonga en su recuerdo.
Carlos GIL


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