Críticas de espectáculos

Tosca. Melodramma en tres actos.

TOSCA. MELODRAMMA EN TRES ACTOS Autor: Giacomo Puccini (1858-1924) Libreto: Luigi Illica y Giuseppe Giacosa; basado en la obra teatral “La Tosca” de Victorien Sardou. Dirección escénica: Nuria Espert Dirección musical: Maurizio Benini Intérpretes: Daniela Dessì, Fabio Armiliato, Ruggero Raimondi, Marco Spotti y Emilio Sánchez entre otros. UNA “TOSCA” DE ALTURA La quinta ópera de Giacomo Puccini (1858-1924), fue afortunada víctima de la tensión, esfuerzo y sombrío ánimo que dominaban al autor. Todo ello, dio lugar a una heroína romana, Floria Tosca, en la que se manifiestan de forma clara, los rasgos de la estética verista que dominaba la escena a finales del S.XIX. El músico italiano, viaja a través de las pasiones, mediante el expresivo lenguaje del que es maestro inigualable… Encontrando la respuesta unánime de un público que, siempre le ha sido fiel y ha hallado en él, el maestro iniciático infalible. “Tosca” se estrena el 17 de enero de 1900, en el Teatro Constanzi de Roma. Ha transcurrido más de un siglo; tiempo suficiente para determinar que en esta obra de arte no valen propuestas escénicas vanguardistas que rompan con un clasicismo y una visión estética que arropa eficazmente una trama que permanece en el tiempo. En “Tosca” respiran la tortura, la pasión, la política, el abuso de poder, la iglesia y su fuerza sobre una sociedad que lucha contra su opresión. Así lo ha manifestado Nuria Espert, directora escénica del montaje que, hasta el 31 de enero, podremos ver en el Teatro Real. La gran actriz catalana ha concebido un espacio escénico que respeta, en todo momento, las tres ubicaciones en las que la acción se desarrolla: El Castillo Sant’Angelo, La Iglesia de Sant’Andrea della Valle y el Palacio Farnese. Partiendo de esa base, podemos entrar a valorar una labor que pone su énfasis en los aspectos psicológicos, dramáticos y simbólicos de un argumento en el que viven personajes que abanderan una contemporaneidad aplastante. Espert se ha mostrado impresionada por el modo con el cual Puccini afrontó los temas que conforman la trama de esta ópera, así como con la personalidad de los dos protagonistas. El carácter de nuestra heroína, religiosa y liberal a un tiempo y el compromiso social del pintor, Cavaradossi (Fabio Armiliato), al que ha defendido desde el mismo momento en el que el escenario se viste con unas columnas orladas por frescos en los que se reflejan motivos religiosos que permanecerán ante el espectador a lo largo de los tres actos de que consta esta ópera; evidenciando la vocación artística y la religión omnipresente en la odisea de este personaje. Estos frescos serán quienes nos indiquen el futuro próximo, en la vida de Mario Cavaradossi y de la misma Tosca (Daniela Dessì). La luz, nuevamente, torna a ser el mejor narrador en un montaje minimalista y concebido para unos intérpretes que han de “darse” en todo momento. Daniela Dessì lo manifestaba en la rueda de prensa: “Lo importante es la emoción que se transmite al público, no tanto si hay una nota de más o de menos.” Dessì y Armiliato han conseguido lo más importante y lo más difícil; traspasar el foso en unas interpretaciones que alcanzan su plenitud en las arias “Vissi d’arte, vissi d’amore” y “E lucevan le stelle”. Fabio Armiliato va creciendo a medida que transcurre la obra; la intensidad de su interpretación va aumentando hasta llegar al tercer acto, en el que la muerte le espera y no es capaz de despedirse de su amada. Se ha comentado lo inadecuado de mostrar unos sentimientos amorosos tan encendidos en un momento en el que la muerte está tan próxima. Tal vez sea cierto, pero el artista verdaderamente grande, logra hacernos sentir con él o ella la emoción, el miedo, el amor… Adecuando cualquier sentimiento… En el momento en el que es sentido. Armiliato, en este montaje, lo logra vistiendo de poesía un momento especialmente dramático, en el que completamente solo en el escenario y ante una pared ensangrentada canta el amor ilimitado que siente por Tosca. Nuria Espert, ha mantenido en todo momento la tensión y la conexión entre la iglesia y el poder (Final del primer acto), ha puesto de manifiesto lo incongruente de un mensaje de “Piedad” y la tortura; el amor y el chantaje; la conducta de un hombre que come frente a la imagen del Cristo crucificado y crucifica a una persona inocente. (Segundo acto) La directora catalana ha acentuado el carácter religioso de Scarpia (Ruggero Raimondi); un rol, por otra parte, con unos caracteres muy actuales. Tal vez, lo peculiar de esta obra lo constituye la contemporaneidad de los valores que están en juego: El amor, el compromiso, la extorsión, las amenazas… Pero cuando se habla de Tosca, cuando se piensa en Tosca, se presiente a una mujer valiente, adelantada a su época. Un rol complicado de asumir, con una gran riqueza de matices musicales y dramáticos. Puccini es un autor muy teatral; sus partituras constituyen las pautas a través de las cuales han de caminar los registros de cada personaje. Espert se ha enfrentado a cuatro repartos, cuatro formas diferentes y completas de llevar a escena “Tosca”, de sentir “Tosca”, de ser “Tosca”. Sin lugar a dudas, la magia con que cuentan Dessì y Armiliato, no la poseen el resto de los repartos; pero ciñéndonos a lo estrictamente artístico, me parece sumamente importante y decisiva la afirmación de la soprano italiana. Una aseveración que nos aleja del divismo, de la inexpresividad favorecedora de un tecnicismo tan exquisito como vacío. Nuria Espert ha ahondado en los roles; en Tosca, Cavaradossi y Scarpia; extrayendo de ellos los matices que llenan de riqueza la interpretación que, en este caso, viene avalada por una partitura muy expresiva y por un argumento totalmente teatral; argumento donde quedó marcada la genialidad de una gran dama de la escena, como lo fue, Sarah Bernhardt. El Teatro Real retoma la genial partitura de Giacomo Puccini; para lo cual ha decidido envolverla en una refinada escenografía y garantizar su feliz estreno con cuatro repartos fabulosos, de los que queremos destacar el debut de la soprano española, Ana María Sánchez en el papel de Tosca y la despedida de la diva búlgara, Raina Kabaivanska, que dirá adiós a esta obra en el Coliseo madrileño, el próximo 31 de enero.


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