Críticas de espectáculos

Diatriba de amor contra un hombre sentad

El infierno son los otros
Obra: Diatriba de amor contra un hombre sentado
Autor: Gabriel García Márquez
Intérpretes: Ana Belén, Josu Ormaetxe
Escenografía: Gerardo Vera
Música: David San José
Director: José Carlos Plaza
Teatro de La Latina . Madrid
¿Quién sabe lo que podemos descubrir en las páginas rancias de un diario; un libro confeccionado día a día, minuto a minuto, sensación tras sensación, ilusión tras desencanto?
Tal vez, Gabriel García Márquez, no lo supo, hasta que colocó el punto y final de esta diatriba; en el momento en el que esta mujer, amante incansable, perfeccionista ansiosa, alma revuelta y dolorida… Se abraza a una libertad que subyace en cada sílaba, en cada grito silencioso, sangrante. Cansado de estrellarse contra las paredes sordas de una cárcel tan hueca como cruel.
“Diatriba de amor contra un hombre sentado” es un ejercicio colectivo. Una invitación generosa e indiscreta. La inmersión cuidadosa y sutil en un mundo emocional complicado y completo. Sediento de amor y alejado de un infierno… Que roza, osado, la sensibilidad exquisita de esta mujer… Aunque lo más parecido a su rostro, sea un matrimonio, aparentemente feliz. José Carlos Plaza ha dirigido esta puesta en escena que nos sitúa en un caluroso día de agosto de 1978… En la terraza de una lujosa mansión caribeña… En la terraza de, lo que fue, una lujosa mansión caribeña… Quizás, el mundo emocional de la protagonista fue así. Brillante, intenso, ardiente… ¿Qué queda de aquello? El amor no correspondido. El resentimiento de una mujer que luchó por merecer a ese hombre perennemente sentado, sordo ante su amor, ciego ante su belleza, indiferente ante sus gritos.
Ana Belén es la mujer capaz de ir, venir, volver… Regalarnos el pasado en presente, caminar a través de unos recuerdos reales, inventados, adornados, ilusionados… Para arribar a una realidad tan amorfa como insulsa. Ana Belén se sumerge y nada cómodamente a través del mar emocional descrito por Gabriel García Márquez. Si en un primer instante nos pareció remisa a mojarse en las lágrimas desencantadas de la protagonista; hemos de decir que, a medida que el espectáculo avanza, se muestra a gusto en la piel tersa y encallecida de esta mujer enamorada, a pesar de todo.
La cantante y actriz madrileña, realiza una admirable interpretación en un papel muy rico en matices; pues no sólo recuerda, sino, vive el recuerdo en primera, segunda y tercera persona. En ella confluyen las personas que han grabado sus palabras en un diario tan propio como ajeno. Ana Belén es la mujer desencantada, ilusionada, indignada, inferior, culta… Y, siempre, insatisfecha.
Gerardo Vera ha llevado a cabo esta escenografía; muestra gráfica y exacta del mundo que rodeó el pasado de nuestra protagonista. Colorido, fantástico, soñador y lleno de luz… Aunque a veces, las estrellas se conviertan en copos de nieve y roben el calor de una noche en París.
Tres grandes nombres para un espectáculo magnífico; rubricado por Josu Ormaetxe. El hombre sentado. Mudo, expectante, atento. Réplica precisa a una interpretación soberbia. El rostro severo, conservador y pragmático. El freno cruel. El pasado deformado y gris. La realidad frente al sueño de lo que pudo haber sido… Y fue, a pesar de todo.
“Diatriba de amor contra un hombre sentado” Nos presenta la riqueza generosa del alma femenina. La superioridad puesta al servicio del amor. Los sueños aplazados, aparcados, en los márgenes de un diario tan gastado como virginal.
Sólo una mujer podría hablar de amor ante un hombre que lee o finge leer; que ignora o finge ignorar; que escucha… O tan sólo, oye… Que está sentado… O finge estar. Sólo un hombre como Gabriel García Márquez podría haber reflejado de manera tan detallada y exacta La Diatriba de Amor… Del amor de una mujer “desamorada”.


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