Imagina. Compañía Cuarta Pared.
EL TIEMPO DE LAS UTOPÍAS
IObra: MAGINA. Trilogía de la Juventud.
Autores: Yolanda Pallín, José Ramón Fernández y Javier García Yagüe.
Director: Javier García Yagüe
Intérpretes: Compañía de La Sala Cuarta Pared
Es el momento de la transición. Un punto de inflexión en el curso de la historia. El instante que recoge el tiempo agonizante de una época pretérita, rudimentaria y simple. Los años en los que los sueños y las desilusiones caminan de la mano. Las décadas en las que la esperanza y la rebeldía hicieron posible pensar en un futuro luminoso e idílico… La segunda parte, el segundo capítulo de una historia que hoy carece de color, poesía e imaginación…
Una época de cambios, de despertares y de juventud.
«Imagina» es todo eso. El futuro empaquetado en una maleta de cartón piedra con destino a una ciudad… Inmensa, llena de posibilidades… Atrapada, realmente, en las opacas y sordas paredes de una fábrica. La adolescencia, maquillada de madurez, de gravedad y entereza. El afán por ser más que aquellos que una vez, hablaron con las flores, con los pájaros e imaginaron, mirando las estrellas…
«Imagina» es aquello que no es necesario contar, para saber cómo y qué pasó. Es el choque frontal con una realidad que jamás osó asomar su rostro en un sofisticado «Desayuno con Diamantes». Es la voz susurrante y anónima, nocturna y seductora, de un locutor que burla la censura a través de un dial transgresor y atrayente, invitándonos a hacer algo más que imaginar, a ser algo más que una conciencia adocenada y temerosa, a ser los protagonistas de una revolución…
Los tiempos estaban cambiando. La historia quería ser escrita por ese mundo, que, al fin, mostraba impúdico, sus ruindades, sus injustos parámetros y su insolidaria sonrisa.
Los esquemas se tambaleaban a ritmo de rock and roll y twist; la juventud se vistió de largo al dar su eterno adiós a Janis Joplin… Mientras la voz de Bob Dylan repetía que los tiempos estaban cambiando, que los hijos de aquellos conservadores se ahogaban en unas estructuras asfixiantes y dolosas, que el mundo no podía parar, que debía abrir sus brazos a la revolución del amor, de la utopía y de la justicia.
¿Por qué es éste el momento que nos sabe más dulce, que nos huele a poesía, a los eternos domingos, junto a un río, haciendo planes, dibujando mañanas, coloreándolos con las pinturas de un eterno colegial…? Tal vez, porque el futuro, ese niño desvalido que se acurrucaba en nuestros brazos, lo esperaba todo de esos sueños, de esos jóvenes que despertaban a una realidad recién hecha, abierta a una libertad generosa y nueva. Ese niño nos dio la mano por un instante; viajó a bordo de los sueños que, poco a poco, dejamos escapar desamparados en los pasillos infinitos y austeros de una fábrica anónima…
Ese niño no nos perdonó… Y nos sigue mirando desde los sueños que nunca dejaron de respirar en la atmósfera contaminada del mundo de los imposibles…
«Imagina» es la segunda parte de nuestra historia; de nuestro pasado. Es el origen de un presente que se escribe con extraordinarias faltas de ortografía.
La Compañía Cuarta Pared, nos ha obligado a imaginar, a imbuirnos de sueños, esperanzas, ilusiones y realidades.
Yolanda Pallín, José Ramón Fernández y Javier García Yagüe han llevado a cabo una labor fascinante y tremendamente fiel, sentimentalmente fiel, por mejor decir. Porque, en ningún momento nos han narrado los avatares de una realidad como espectadores, como observadores analíticos, sin más. Han sido ellos, los emigrantes que abandonaron una realidad rural, buscando la inmensidad de una ciudad… Han sido ellos, los inocentes jóvenes que imaginaron un lugar acogedor, una fábrica donde no ser un número; un amor que no maltratase su ingenuidad, unos padres que viviesen con alegría los cambios de una década tan prodigiosa como alarmante… Han sido ellos los que han vivido veinticuatro horas, siete días a la semana, sin descanso, en un silencioso preludio, para recibir la época de la incomunicación, del mecanicismo y de la muerte de las utopías… Porque una utopía no es algo imposible… La utopía es algo posible… Posible si se cree, si se siente y si se sabe mirar… Como una canción, como una palabra, como un mundo sin países, sin fronteras, sin armas, sin guerras.
Hubo un tiempo, una década en la que algunos soñadores quisieron hacer realidad un sueño. Lucharon, tal vez, fue un conato de lucha…
Perseveraron, tal vez, equivocaron las formas… Y se rindieron… Creyeron que bastaba imaginar, para realizar lo que materializaron unas hermosas palabras. Se conformaron con esperar otros tiempos, con seguir viviendo… Esperaron en sus hijos… Y estos, echan de menos Las Manos que les hagan Sentir… Para aprender a Imaginar.