Críticas de espectáculos

Las Gestas de Papá Ubú. Compañía Ferrovi

SURREALISMO Y TIRANIA

Título: Las gestas de Papá Ubú; Autor: Raúl Hernández; Adaptación: Raúl Hernández; Compañía: Compañía Ferroviaria; Dirección: Paco Maciá e Isabel Úbeda; Escenografía: Ángel Haro; Vestuario: Pascual Peris; Música: Pepe Ferrer; Iluminación: José M. Cerdeiriña “Ciru”; Interpretes: Manuel Hernández, Gema Segura, Mario Esteban, Emma López, Cristian Weidmann y Leticia Ñeco.

JAVIER GONZÁLEZ SOLER
Tras su estreno en Lorca y su paso por distintos escenarios de España se presenta ahora en Murcia el último montaje de la Compañía Ferroviaria: ‘Gestas de Papá Ubú’ un paso más en su trayectoria que salta de Shakespeare, a Stevenson, y de Moliere a Alfred Jarry. Se podría pensar que con este montaje que hace una incursión en el absurdo se produce un cambio en el rumbo de la compañía, pero no es así, pues a pesar de encontrarnos ahora con un texto eminentemente surrealista, precursor del teatro del absurdo, la Ferroviaria se mantiene fiel a su estilo y forma de trabajar y, de nuevo, nos muestra un montaje de corte “vanguardista”, quizá presentado ahora de forma más explícita. La evolución parece ir configurando claramente un estilo y una forma de poner en escena. El texto de Raúl Hernández se basa evidentemente en ‘Ubu Rey’ de Alfred Jarry, obra que se estrenó en 1896 entre un gran escándalo pues venía a revolucionar el teatro y los argumentos. Pieza clave del surrealismo francés arremete contra la autoridad y el poder. Es, en cierto modo, una visión caricaturizada del shakesperiano ‘Macbeth’ en la que Papá Ubú, impulsado por su ambiciosa esposa, Mamá Ubú, asesina a su protector, el rey, con el fin de robarle todos sus estados. Tras su triunfo, instaura un reinado de corrupción y despotismo. Una trama sencilla que da lugar a situaciones llevadas hasta el absurdo y representa una visión descarnada de las mentiras de la edad moderna.
Paco Maciá, ayudado por Isabel Úbeda ha realizado una puesta en escena basada fundamentalmente en el movimiento. Exagera la parte más grotesca de los personajes. Se juega mucho en la versión con el lenguaje, ya que Ubú tiene una retorcida forma de hablar que originalmente parodiaba el antiguo francés y en esta versión nos recuerda mucho a ‘La naranja mecánica’. La puesta en escena de la Ferroviaria es atrevida y expresa todo el descaro de Jarry, contada en un delirante tono esperpéntico, recoge todo el espíritu de este grotesco personaje, que encarna la codicia, la ignorancia, la cobardía y la maldad humanas. Ángel Haro, colaborador habitual de la compañía, ha sido de nuevo el encargado de crear la ambientación que en esta ocasión destaca el sórdido mundo que rodea al tirano, por lo que predominan los tonos oscuros y todo tiene una atmósfera más tenebrosa. El vestuario de Pascual Peris, se acopla perfectamente al estilo de la puesta en escena y se convierte en un valor fundamental de la misma. La música original de Pepe Ferrer ayuda a subrayar las escenas. En esta ocasión, Paco Maciá parece haber basado el montaje fundamentalmente en la interpretación y el movimiento actoral, lo que da como resultado excelentes trabajos de composición de los caracteres, con voces y ademanes propios de los personajes que se pretenden representar. Manuel Hernández y Gema Segura son los únicos que tienen un solo personaje, pero lo encarnan perfectamente y mantiene perfectamente el tipo a lo largo de toda la representación, y no es nada fácil con esa forma de hablar tan característica y esos movimientos tan peculiares. Resulta verdaderamente admirable. El resto de la compañía nos muestran toda una galería de personajes, grotescos, bufos e hilarantes. Excelente trabajo también el de ellos, Mario Esteban, Enma López, Cristian Weidmann y Leticia Ñeco. Una obra que ha ganado en ritmo y frescura desde su estreno y está ahora en su punto exacto.


Mostrar más

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba