Críticas de espectáculos

2004 (Tres retratos, tres paisajes, una naturaleza muerta)/Cía Lucas Cranach

Fragmentos de un discurso
Obra: 2004 (Tres retratos, tres paisajes, una naturaleza muerta)
Autor: Carlos Marquerie
Intérpretes: Montse Penela, Emilio Tomé, Carlos Marquerie
Vídeo: Javier Marquerie
Dirección: Carlos Marquerie
Producción: Compañía Lucas Cranach
La Fundición –Deustua- 13-03-05
El estupor de quien mira. Una mirada que recorre la memoria, que se instala en un presente demoledor y que no ve el futuro más salida que la toma de postura, del compromiso. Un discurso político del que se nos muestran fragmentos, para que vayamos componiendo el puzzle. Dos actores y un demiurgo. Los actores en entrega total, de cuerpo, alma, voz. El demiurgo de asistente, de ayudante, de sombra, de ejecución de acciones. Movimientos y textos. Textos que son dichos sin apenas acciones, con una prosodia monótona, donde las inflexiones deben ponerlas los espectadores, como si de una subactuación se tratara. Congelada la emoción interpretativa, el texto llega aparentemente neutro, pero es la puesta en escena, el relato visual, emocional, su latir interno lo que nos ayuda a convertir esos textos en un discurso coherente, en una proclama, en una toma de conciencia ante lo que sucede a nuestro alrededor o en nosotros mismos.
No hay premuras, es un viaje con buen son. Los objetos, las fotografías, el vídeo es otro narrador, mientras el actor y la actriz conjugan las escenas puramente físicas, con los monólogos, especialmente el hombre, que se convierte en el alter ego del espectáculo, quien nos coloca sus pensamientos, sus dudas, sus certezas, para que desde la palabra los objetos, los movimientos tomen sentido y para que estas acciones sean un hilo conductor de todo lo verbalizado.
Carlos Marquerie apura su lenguaje. Parece desprenderse cualquier ornamentación. La música suena imperceptible, la iluminación alumbra lo preciso, los objetos se transforman y vuelven a su uso cotidiano. Con su tiempo de cocción adecuado, para que sea en última instancia la palabra expresada y el movimiento expresivo quienes unan todas las partes en un trabajo de gran intención que se coloca en una opción de narración dramática en donde se respeta la convención a través de su trasgresión, que busca la comunicación, la luz que viene de conocer las oscuridades. Teatralmente mucho más nítido.
Carlos GIL


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