Críticas de espectáculos

Breve desconcierto breve/Los Modernos

Tsunami verbal
Obra: Breve desconcierto breve
Intérpretes: Pedro Paiva y Alejandro Orlando
Guión, dirección y producción: Los Modernos
Arrazpi Polikiroldegia – Araia- 13-08-05 XII Festival de Teatro de Humor
Este dúo formado por el uruguayo Pedro Paiva y el argentino Alejandro Orlando aparecen en escena con el único soporte de un simple atril, unas luces que no varían de principio a fin, unos segundos de banda musical para su entrada y salida, y su extraordinaria capacidad casi paranormal para hablar, para hacer de la comunicación oral un festín. Un juego imparable, infinito, con las palabras y sus significados, una verborrea que se activa conforme las mismas palabras son manipuladas actoralmente por el ritmo, la cadencia, la desorganización, el reordenamiento de las frases o las sílabas. Letras, sílabas, palabras, frases, conceptos, ideas, contradicciones, luz sobre el verbo. Vestidos elegantemente, con anillos de bisutería, camisas con chorreras, faldas, zuecos y medias negras, es su forma, la manera en las que las palabras van saliendo, se van amontonando, se van desnudando y volviendo a vestirse con otros ropajes, es decir con otros sentidos, con otros mensajes, lo que da a estos desconcertantes artistas de gran técnica interpretativa una singularidad que escapa de las definiciones.
Utilizan dos metros cuadrados de escenario, pero te hacen viajar por un mundo inabarcable formado por palabras, números, axiomas, paradojas. Es hacer surfing por un tsunami verbal en donde el contador de historias parece un filólogo enloquecido, unos charlatanes que te colocan ante una idea del universo en donde nada está claro, donde la incertidumbre viene de la misma nominación, como si se debiera inventarse la vida, la realidad, lo obvio se convierte en desasosiego porque nada es lo que siempre nos pareció. Hablan, hablan, hablan, cantan, con una inusitada velocidad, con una prosodia que dota a la propuesta de valores artísticos innegables. Juegos sencillos, ocurrencias luminosas, controversias, y en el fondo una mirada rebelde, un manifiesto contra el orden establecido, un discurso interminable de palabras, una diarrea humorística, verbal, mental, para públicos inteligentes que a veces se pierden en los laberintos del idioma. Una orgía oral. Nos faltan las palabras. Nos sobran los vítores y aplausos.
Carlos GIL


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