Críticas de espectáculos

Tres solos/Natalia Medina/Blnca Arrieta/Paloma Díaz

Tres suspiros
Obras: Papas y noes de Natalia Medina; Efecto mariposa de Blanca Arrieta y Tanzabed (para Malou) de Paloma Díaz
Intérpretes: Natalia Medina, Blanca Arrieta, Paloma Díaz
Sala La Fundición –Deustua- 28-01-06
Tres mujeres; tres bailarinas; tres coreógrafas; tres suspiros; tres entremeses. Una trilogía del movimiento, de la expresión interiorizada. Del movimiento comedido, de la relación espacio/tiempo comprendida como iniciación a la comunicación física. Tres visones de la danza contemporánea, tres energías, tres sensibilidades, pero que colocadas una detrás de otra parecen componer láminas distintas del mismo retablo.
En el común denominador encontramos iluminaciones muy cuidadas, especialmente en los trabajos de Natalia Medina, que firma Jeroen Smith y en la de Blanca Arrieta a cargo de Oscar Grijalva. Si parece, aparentemente, que los movimientos pueden ser casuales, espontáneos, productos del momento y la inspiración, la concreción técnica, el acabar en el lugar justo, en la marca apropiada para que la iluminación, ya sea de ambiente, ya específica, minimalista o expresiva coincida, nos informa de la laboriosidad, de que aquello no es un acto gratuito, sino una elaboración artística. No se pelan patatas para entretener, sino por alguna motivación que debemos descifrar.
Natalia Medina utiliza la palabra, hay textos en su actuación que ayudan a darle el tono cáustico que delimita lo que podría parecer costumbrismo. Y en su ejercicio físico, su marcha atrás, corriendo forma parte de un alarde técnico. La propuesta de Blanca Arrieta parece más conceptual, casi literaria, pero ejecutada con una limpieza y acumulación de energías en manos, brazos y posteriormente en el cuerpo entero, vestido de manera muy significante que se convierte en ocasiones en un bulto, o en una masa que parece ser trasladada por una fuerza no controlada.
Paloma Díaz es más energética. Decenas de muñecas Nancy clónicas marcan un espacio en donde su cuerpo emerge como una de ellas en movimiento constante. Su actitud ante los espectadores es de confianza, de complicidad, nos habla como si estuviera en su casa y asistiéramos a un ensayo, es una manera de acercamiento, pero a la vez de compromiso.
La trilogía pasa como pasan tres suspiros. Y nos deja en el recuerdo la esencia de trabajos que parecen estar pensados, creados y ejecutados en su justa medida. No le sobra nada.
Carlos GIL


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