Antonia Machín/Patxo Telleria/Las Veneno
En femenino plural
Obra: Antonia Machín
Autor: Patxo Tellería
Intérpretes: Gracia Olayo, Soledad Olayo
Escenografía y vestuario: Anselmo Gervolés
Iluminación: César San Bruno
Música: Óscar Zafra, Raúl Zafra
Dirección: Aitor Mazo
Producción: Las Veneno
Bilborock – 07-03-06
El futuro puede ser en femenino. Las veneno saludan a sus espectadores como “queridas amigas y futuras amigas”. Ellas mismas aseguran que 48 horas antes eran dos varones machistas, maleducados, insensibles, pero que se han convertido gracias a una máquina en Antonia y María Antonia. Desde esta toma de postura, las dos hermanas Olayo, con un texto de Patxo Tellería a la medida, van desplegando un espectáculo en donde se conjuga el cabaré, la participación del público, algunas canciones y varios números que vienen inspirados por la misma premisa: el mundo en femenino podría ser mejor; la tendencia masculina a la bronca, al mal gusto, al taco, a la falta de cariño se acabaría si todos pasáramos por la máquina que nos haría a todos Antonias. ¿No sería muy aburrido?
Parece ser que no. Incluso está asegurada la continuidad de la especie. Lo cierto es que esta anécdota es una excusa para mostrarnos un trabajo donde prevalece la ironía, en donde se nota el regusto de Tellería por jugar con el sentido de las palabras, un texto que está perfectamente metabolizado por las dos actrices que se entregan al juego con todas sus armas, que incorporan al público, que saben divertirse en escena y que se encuentran con una dirección que les ha tratado con libertad, para que se acomoden a un rigor estético, pero dentro de un campo muy abierto y amplio, donde caben equívocos y hasta los ajardinamientos, bien resueltos.
Una escenografía central, a modo de tótem que es la supuesta máquina, de donde salen todos los elementos escénicos y las referencias espaciales, con un vestuario que juego con regusto en la estética del cabaré o la revista, las canciones resultan muy apropiadas para dotarle de formas y contenidos revisteros, la iluminación marca los espacios y las sensaciones, para que ellas dos demuestren sus sobradas cualidades interpretativas y ofrezcan un trabajo que en la función presenciada tuvo caídas de ritmo, pero que debe divertir, tanto desde la adhesión inquebrantable, como desde la distancia crítica.
Carlos GIL