Críticas de espectáculos

ALAS/ Compañía Nacional de Danza

Obra: Alas
Compañía: Compañía Nacional de Danza
Director Artístico: Nacho Duato
Coreografía: Nacho Duato
Dirección Teatral: Tomaz Pandur
Música: Pedro Alcalde/ Sergio Caballero
Música original: Arvo Part/ Jules Massenet/ Pawel Szymanski / Fuckhead
Representación: Palacio de Festivales de Santander, 28 de abril de 2006
Lejos queda ya aquel Duato poético, creador de obras como Jardi Tancat o Duende, por mencionar alguna de sus más emblemáticas coreografías, que le consagraron como uno de los mejores coreógrafos del siglo XX.
Con un lenguaje propio, rico y lleno de matices, creó un estilo innovador que ofrecía al público, en cada una de sus representaciones, el acercamiento a una danza de estética totalmente diferente de lo que se venía haciendo hasta el momento. Dio un paso más allá en la utilización del espacio y del cuerpo como trasmisor de emociones, y alcanzó las metas que para esta formación se habían propuesto; dotar a la Compañía Nacional de Danza de una identidad propia.
Una cultura descubre su identidad y logra su más alto desarrollo cuando obtiene un conjunto de valores que la tipifican, y su madurez consiste en llevar este conjunto de valores hasta sus últimas consecuencias.
Tras dieciséis años como director de esta formación, Nacho Duato nos lo puso en duda la pasada noche en el estreno mundial de su última coreografía, Alas, en el teatro Palacio de Festivales de Santander.
Alas, creación arropada por reconocidos y prestigiosos artistas de diversos campos, como el director de teatro Tomaz Pandur, los compositores; Pedro Alcalde y Sergio Caballero o los diseñadores gráficos Zeljo Serdarevic y Dragan Mileusnic, es un proyecto de fusión que aúna la danza y el teatro en simétrica proporción aunque no en resultado.
Enclavado en medio de un escenario desnudo se alza un prisma de unos diez metros de altura como transito entre lo divino y lo humano. Por el interior de la estructura y en este proceso de madurez, desciende lentamente Nacho Duato con una interpretación que muestra sorpresa y cierto miedo ante la imagen que del mundo en el que vivimos nos muestra la coreografía que se desenvuelve paralelamente.
Los bailares de gran técnica y solvencia artística, sobre todo hay que destacar a la primera bailarina Tamako Akiyama, sutil y exquisita, nos enfrentan a contrastar nuestra cotidianidad con la visión que, sobre la escena, nos muestra a la sociedad del nuevo milenio como una sociedad caótica, violenta y utilitarista.
Con esta imagen tan desoladora y rodeada de una áurea lúgubre, el director de la Compañía Nacional de Danza empieza a interpretar diversos monólogos, algunos extraídos del clásico de Win Wenders “El cielo sobre Berlín”.
Este es el único paralelismo que mantienen ambas creaciones, pues si el clásico de Wenders nos mostraba la humanización de lo divino, la experiencia puramente espiritual no es bastante para satisfacer a cualquier persona, los monólogos de Duato guardan una constante relación con la búsqueda de la trascendencia, la incomprensión de la mortalidad y la inadaptación al paso del tiempo.
En estos monólogos recae casi la totalidad del componente dramático de Alas, convirtiendo por lo tanto al director de la compañía en el principal conector de la obra a la que deja en un suspendido equilibrio, pues su interpretación se ve mermada por una voz que adolece de registros lo suficientemente carismáticos para dar forma a la profundidad del discurso. No obstante, gracias su porte escénico y movimiento consiguió mitigar el efecto de esta carencia.
Alas cerró con un cuadro final coronado por el impacto escenográfico que supuso la traída de agua al escenario mientras los bailarines desarrollaban los últimos pasos a dos y se ocultaban en el prisma. Con esta luminosa demostración pudimos recuperar parte de las expectativas a las que la identidad de esta compañía nos tenía acostumbrados.


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