Visitando al Sr. Green/Jeff Baron
La persuasión
Obra: Visitando al Sr. Green
Autor: Jeff Baron
Intérpretes: Pere Ponce, Juan José Otegui
Escenografía: Ana Garay
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Música: Yann Díez Doyzy
Dirección: Juan Echanove
Producción: Pentación
Teatro Arriaga –Bilbao- 15-09-06
Palabras tras palabras. Frases tras frases. Dos personajes que hablan, que plantean preguntas eternas, que discuten sobre lealtades, fundamentalismos. Un encuentro entre el pasado y el presente, entre la idea de un mundo cerrado y ordenado desde las creencias y la fe, y otro que duda, pero que tiene certezas sobre el mismo concepto de la libertad, de las posibilidades de los seres humanos de ser algo más que judío, homosexual (y aquí se pueden poner los conceptos que corresponda en cada ocasión). Cara a cara un anciano judío, viudo y algo cascarrabias y un joven ejecutivo brillante homosexual, de familia judía. Su relación nace por un accidente. El joven atropella al anciano, y la asistenta social le hace ir todos los jueves a ayudarle. Son nueve visitas las que vemos. Y asistimos a la transformación de ambos. Una influencia mutua. A base de persuasión, de argumentos, pero también con la fuerza de las emociones, de los sentimientos. Entre lo objetivo y lo intangible. Una lucha a base de palabras, conceptos, visiones del mundo. Casi una crónica de la evolución de ciertos segmentos de la sociedad respeto a comportamientos religiosos, familiares, sociales. El enrocamiento frente a las posibilidades de aceptación de cualquier comportamiento, idea o credo.
La obra tiene una perfecta estructura, la graduación de los conflictos internos, de la sorpresas argumentales. La manera en la que dosifica los datos que ayudan al espectador a ir componiendo el cuadro entero, es de una gran eficacia. Los diálogos están medidos, no buscan la brillantez explosiva sino la capacidad de aportar referencias profundas, que ayuden a descubrir a los personajes. Y éstos son diáfanos, y en esta ocasión muy bien interpretados, sin afectaciones, muy orgánicos, buscando la verdad escénica. La dirección es limpia, no se nota, o sea, está a favor de texto y actores. Todo sucede en un único ambiente, una escenografía realista de Ana Garay que aporta consistencia estética, aunque lo que resalta son las palabras y quienes las dicen. Y la historia, que se torna al final conmovedora.
Carlos GIL