Críticas de espectáculos

O Grande Criador/Companhia do Chapitó

Con buen tono
Obra: O Grande Criador
Intérpretes: Jorge Cruz, José Carlos García, Rui Rebelo
Iluminación: Jochen Pasternacki
Dirección: John Mowat
Producción: Companhia do Chapitó
Bilborock – 31-10-06 – BAD
Se firma como una creación colectiva, aunque a su vez aparece la figura de la dirección, por lo que se entiende que lo colectivo es la obra, su estructura dramática, lo que nos cuentan. Y nos cuenta una versión de la Biblia, algunos de sus pasajes, en clave de humor. Habíamos visto a este colectivo hace poco con otro montaje y mantiene su estética, es decir un aparente caos en escena, elementos cotidianos para ir conformando el atrezzo o incluso los elementos de decoración, escenografía o vestuario, y tres actores que utilizan la mímica, el gesto, la exageración interpretativa, la parodia para ir creando un tejido narrativo que salte de un lugar a otro de su discurso. Y el hilo conductor son personajes de la Biblia, es decir material conocido y reconocible, visto con una mirada cómica, sin apenas introducir actitud crítica, simplemente operando desde el disparate y el gag inmediato.
Se transmite un cierto aire de fiesta juvenil, de teatro informal, con muy poco cuidado en sus repeticiones espaciales, como dejando un lugar voluntario para una supuesta improvisación que coadyuva a una aparente cercanía, pero que ocasiones puede venir de un cierto desorden. Y decimos aparente cercanía porque hay un cruce de lenguajes o de disposiciones estratégicas que en momentos aíslan la escena colocando una cuarta pared, y en otras eso se traspasa y se busca una complicidad casi física con el patio de butacas.
Si bien ha de calificarse su tono como adecuado para los objetivos, el resultado artístico es muy desigual, tanto por la capacidad interpretativa dispar de los actores, como por el acierto en la concreción de las escenas, sus planteamientos, sus desarrollos y sus resoluciones. Por momentos produce una sensación de revisión de otros éxitos cinematográficos, otras como de una laxitud rítmica y de intenciones, pero al final se apodera del público la buena intención, la voluntad de entretener mostrada, cuestión que logran con bastante frecuencia, y se aplaude con sinceridad su trabajo.
Carlos GIL


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