Rock de la tullida
Obra: Volumen II
Autores: Tomàs Aragay y Sofía Asencio
Intérpretes: Sofía Asencio y Nilo Gallego
Espacio escénico e iluminación: Cube
Dirección. Tomàs Aragay
Producción: Societat Doctor Alonso
La Fundición –Bilbao- 12-04-08
Si sabemos desde todas las perspectivas de la teoría de la teatralidad, desde la esencia de la dramaturgia escénica que todo lo que sucede en un escenario es el hecho teatral por excelencia, cuando nos enfrentamos a propuestas tan radicales en cuanto a la búsqueda de la gestión del tiempo y el espacio, de la colonización de la escena con unos cuerpos convertidos en la materia prima, que es manufactura ante nuestros ojos y convertida en el propio producto, es decir, servida como poética final, solamente podemos que tomar un respiro, dejarnos llevar por las emociones del momento y después de una depuración total, intentar sacar conclusiones que se relativizan por las potentes imágenes que vuelven y perturban.
Dicen sus autores que se trata de “la poética de lo patético”, y me parece una denominación perfecta. Pero ese patetismo que se va instalando en escena provoca angustia, porque produciéndose frente a nosotros la transformación de la protagonista, su mutilación absolutamente teatralizada, ritualizada, su constancia en la expresión, su vitalidad dentro de la imposibilidad de su cuerpo alterado, sin brazos, sin piernas, bailando, y como colofón cantando, tocando un bajo eléctrico, una especie de rock de la tullida, que más que patético, nos sonó como un grito, un aullido, un zarpazo a nuestra aparente normalidad y bienestar, un golpe duro en nuestras conciencias que nos llegaba, además, con el uso paliativo de un humor corrosivo, para que fuera menos doloroso, pero mucho más efectivo.
Carlos GIL
