El Teatro Español estrena ‘Mercado Libre’ de Luis Araújo con dirección de Jesús Cracio
La sala Pequeña del Teatro Español acoge el estreno de Mercado Libre de Luis Araújo, obra ganadora del Premio Esperpento 2008 de Textos Teatrales. Del 26 de marzo hasta el 3 de mayo, se podrá ver en el teatro madrileño esta propuesta que cuenta con la dirección de Jesús Cracio, y que habla de la relación de un hombre rico con una mujer que ejerce la prostitución.
El Teatro Español le propuso a Jesús encargarse de la dirección, y él mismo afirma que “le gustó mucho la idea, porque es un tipo de obra que me gusta ya que habla de la inmediatez de las cosas, algo que yo siempre he luchado por hacer, el teatro inmediato”.
El texto –que ganó el Premio ‘Esperpento’ de Torreperogil y que está publicado por Artezblai: Mercado Libre– habla, como su propio título indica, del mercado libre, algo tan actual “como es todo lo que está ocurriendo desde hace unos dos años, contando la relación entre un abogado corrupto y una prostituta extranjera. Yo creo que hay dos palabras que marcan el espectáculo que son la ética y el sentimiento de insatisfacción”. Cracio afirma que en nuestros días palabras como honestidad o respeto están obsoletas, y que ese sentimiento de insatisfacción viene creado por la sociedad consumista, “este estado del bienestar”, que hace que el rico quiera serlo más, y que el pobre quiera imitarle, la premisa de “compro luego existo”.
La obra se desarrolla prácticamente íntegra “en el picadero del abogado” y cuenta con escenas muy duras, que quizá no sean habituales en el teatro. Aquí se va creando una relación turbia entre ambos, entre él, que tiene el poder, y ella, que es quien quiere entrar a formar parte del estado de bienestar, creándose una relación muy dependiente, en la que se van vendiendo el uno al otro. Personajes absolutamente reales que se pueden ver en cualquier ciudad, tal y como apuntaba el director.
El trabajo con los actores y la puesta en escena la plantea a través de una “interpretación totalmente naturalista, realista, y partiendo sobre todo de las necesidades primarias de los actores, plasmando la erótica del poder y el consumismo también por medio de la escenografía”.
Para Jesús Cracio hay una frase que define perfectamente la obra, y la situación que en ella se plantea: “No es signo de salud el estar bien adaptado a una sociedad enferma”. Una obra “de denuncia” que no pretende dar moralejas, sino plantear un problema actual, y que el público sea el que juzgue.