Steptext, Brokenman, Les ombres d’une guerre sans nom del ballet de Lorrain, Centro Corográfico Nacional en Dantzaldia-09
Un repaso
Piezas: Steptext, Brokenman, Les ombres d’une guerre sans nom
Coreografías de: William Forsythe, Stephen Petronio, Hervé Ribbe
Intérpretes: Gregory Beaumont, Mikaël Conte, Fabio Dolce, Nina Khokham, Stephen Petronio, Agnés Boulanger, Justine Cumine, Valérie Ly-Ciomng, Dimitri Domojirov, Laure Lescoffy
Dirección artística: Didier Deschamps
Producción: Ballet de Lorraine, Centro Coreográfico Nacional
Euskalduna Jauregia –Bilbao- 03-05-09 – Dantzaldia-09
A modo de repaso, con una coreografía emblemática de William Forsythe estrenada en 1985 por la compañía italiana Arteballetto; un solo de 2002 estrenado en Joyce Theater de New York a cargo de su creador Stephen Petronio y un recién estreno de febrero de 2009 con coreografía de Hervé Robbe , el Ballet de Lorraine plantea un programa artístico para contemplar una evolución o para descubrir una versatilidad, para comprender que el neo-clásico es una opción contemporánea que se viste de múltiples formas y se expresa con fuerza siempre que se tenga un equipo artístico completamente puesto a punto en sus claves interpretativas y en su despliegue técnico.
“Steptext” es una coreografía que rompió moldes, que abrió el campo de acción, que disolvió muchos de los tópicos y que se instaló en el horizonte como un punto de inflexión. Una ruptura total en sus formas, una deconstrucción repleta de sabiduría, de intención que vista veinticuatro años después de su creación sigue manteniendo la fuerza del descubrimiento y la claridad de la lucidez.
El solo de Stephen Petronio es una propuesta sincopada, un cuerpo que se agita, que busca, que reflexiona y sigue moviéndose, quedando más en el ejercicio virtuoso, sin lograr empatía. Algo parecido tiene “Les ombres d’une guerre san mon”, con vestuario complejo, futurista y barroco, despliegues espaciales más corales, con una historia que subyace y transmite una angustia cósmica. Puesta en escena muy cuidada en las tres piezas, con sutileza en iluminación y sonido.
Carlos GIL