“Una historia de amor” Harapo Teatro de Títeres (Argentina): Bueno, pero corto
La compañía de títres argentina Harapo Teatro presentó el pasado miércoles en la sala Arbolé, “Una historia de amor”, un espectáculo integrado por siete pequeñas historias realizadas con diferentes técnicas (títeres de guante, títeres de dedo, mano enguantada, varilla, bocones, títeres de mesa), y en el que se hubiera agradecido un poco más de generosidad en la duración del espectáculo.
Apenas fueron unos cuarenta y cinco minutos que supieron a poco. Sucede a veces, que uno está deseando que la función termine y no lo hace, y en esta ocasión, que se habría seguido con mucho gusto disfrutando del espectáculo, terminó de manera algo prematura. Poco a poco, el teatro de títeres ha ido recuperando el lugar que, con todo derecho, le corresponde dentro de las artes escénicas. Habría que seguir avanzando un poco más y romper esa tendencia a la compartimentación que encasilla los diferentes géneros teatrales, y coloca a los títeres en el universo de los niños.
La ecuación tiene una sencilla solución: el teatro es bueno o malo, con independencia de si se hace con muñecos o con personas y de si se hace para niños o para adultos. “Una historia de amor” es teatro para adultos (había también algún niño entre el público que disfrutó igual que los mayores) hecho con muñecos y sí, sobre todo, es un buen espectáculo teatral. El títere ha estado siempre vinculado a una forma de teatro popular, directo, espontáneo y callejero. Y un poco de todo esto (o un mucho) está recogido en la propuesta de Harapo, incluido, pese a representarse en una sala, lo callejero. No en vano, esos sketches eran representados por Horacio Peralta en los vagones del metro de Paris, en los años ochenta. La puesta en escena busca al máximo la sobriedad y la sencillez.
Un retablo (en realidad un pequeño bastidor negro) sirve para que los personajes evolucionen y para que se desarrolle el juego entre el muñeco y el titiritero. Los muñecos despliegan su magia y nos atrapan desde el teatrino gracias al movimiento que convierte al muñeco (materia inanimada)en un ser lleno de vida (fascinante el moviminto del idiota), y después el titiritero se hace visible para anunciar las diferentes escenas mientras se prepara para cada una de ellas. Hay momentos sobresalientes (la escena del idiota, la de Juanito Laguna, la final) que despiertan la emoción, la sorpresa o la ternura y llegan al espectador con suavidad, como un susurro, mecidos por el suave ritmo del espectáculo.
Obra: “Una historia de amor” Autor: Horacio Peralta Compañía: Harapo Teatro. Titiritero: Marcelo Peralta. Muñecos: Nancy Medel. Dirección: Marcelo Peralta. Teatro Arbolé (Zaragoza) 19 de junio de 2009.
Joaquín Melguizo Publicado en Heraldo de Aragón, 21 de junio de 2009