Zona de mutación

The awareness o actor en emergencia

Un actor que entra a escena quema sus naves. Mata o muere. Se lo podría analogar a un avión que entra en emergencia. Hay que resolver en el instante. Estado mental que en inglés se denomina awareness, que sería como el tener bajo control la situación, ser consciente de ella. Awareness es como el pensar en un marco puramente intuitivo. Thomas Richards, el albacea de Grotowski, dice: “awarenes es la conciencia que no está ligada al lenguaje (a la máquina de pensar), sino a la Presencia”. Conciencia de la presencia que no se reclama intelectualmente sino a través de una conciencia de estar presente. Para Bachelard es “la intuición del instante”. La línea vertical que va de la consciencia (conocimiento que se tiene de sí mismo) a la conciencia (conocimiento que se tiene de algo), y no la percepción sucesiva que simboliza el lenguaje. Suele ocurrir que el actor padece este estado como un pánico que lo lleva a aferrarse a la tabla de salvación más a la mano, que no es otro que el texto-partitura ensayado, por lo que con él, su respuesta se basa en la memoria. El actor que no resuelve esa tensión, apela a no continuar el proceso de composición iniciado en los ensayos, y ya ante el público, se priva de entender (o lo hace tarde, o simplemente no puede hacerlo) que el mismo continúa en otro estado, sin antes ni después. Entonces, en vez de la capacidad para estar, la capacidad maquinal de demostrar una eficacia o algo así. Caer bajo las reglas del pasado (el antes, simbolizado en el texto ensayado) y del futuro (el después que priva de vivir la situación real de la escena), lo saca del instante. El error que comprometería su actuación, a mi modo de ver, es que la preparación para responder a situaciones nuevas es desplazada por la información de los ensayos, como una memoria que lo obliga a ser automático, a estar programado, obstruyendo la posibilidad de seguir el protocolo para afrontar un trance que ha de vivirse como nuevo cada vez. Lo que fue ‘entrenamiento’ para resolver ‘sin pensar’ hic et nunc deviene un maquinismo que tapona la pulsión vertical. Se anula el deseo (aunque esto es una consecuencia), y claro, toda reacción espontánea, natural, ya que todo su sistema cognitivo, está acaparado por la urgencia de la demanda escénica, sin lograr aligerar ese stress auto-impuesto que se consume toda la energía mental, sin liberar de su atadura a aquella que aporta capacidad de opción sobre la marcha. La mente se satura de un solo color, el de una memoria aplicada como elusión, y debido a que el momento presente queda desatendido cabalmente, no es de extrañar que el vuelo termine en estrellamiento.
En el último y poco conocido tramo de las búsquedas de Grotowsky, que Brook llamara ‘el arte como vehículo’, denominación que el director polaco aceptara de buen grado, puede verse que la carga conceptual de sus indagaciones era enorme, casi indecible, pero entendiendo como nadie en el teatro, quizá, que las mismas sólo valen en la medida de su práctica, de sus corroboraciones efectivas. Evito decir verificaciones para que no suene a algo científico, aún cuando G. había adoptado la palabra ‘laboratorio’ como enmarcación de su trabajo. En este sentido me parece poco propicio que llamemos ‘intelectual’ al primero que saca a relucir una cierta carga teórico-conceptual en su manera de ver el teatro. Eso hace crear la suspicacia de que no hay praxis y se escamotea la carga teórico-conceptual compleja que supone cualquier investigación. En este plano, es de destacar la sutileza casi inatrapable, si no es mediante una praxis concreta, que resulta de las descripciones de ese último tramo de G., donde la búsqueda no iba a lo presentativo-representativo de antes (Akrópolis, Príncipe Constante por ej.), donde el espectáculo se armaba como una dramaturgia de la recepción, una particularización en cada espectador de un estímulo general. En el período llamado Parateatro, lo participativo (la fiesta, el ritual, el encuentro); en el período Teatro de las Fuentes, lo que precede a las diferencias. Y ya en ‘el arte como vehículo’, la mirada vuelve al propio artista que hace. Modestamente, me ha resultado asemejable cruzar, por alguna familiaridad, conceptos como ‘el infraleve’ de Duchamp o el de ‘qualia’ como aparece en Husserl. Duchamp dice que infraleve es lo queda en el espejo después de mirarnos. Qualia es el ‘entre’ que hay entre que percibimos el objeto o el estímulo y lo que tarda en resolverse como imagen o concepto-respuesta en nuestra mente. El último Grotowsky es sutilísimo y plantea allí su mirada. Ese ‘entre’ sólo puede registrar a través de enormes rigores y perseverancia en la búsqueda, como testimonia Thomas Richards. La vibración de un ritmo esencial que puede portar significado, explica mucho de lo que los pueblos primitivos sabían (y saben). Entiendo que este awareness como esa conciencia que no está ligada a lenguaje es como es susceptible de asociarse al ‘infraleve’ duchampiano. Es decir que la máquina de pensar no funciona por la articulación lineal del lenguaje sino de la Presencia directa. Esto quizá sea el punto de la ‘materialidad’ que no precisa de una dialéctica hegeliana de hipótesis-antítesis-síntesis y pueda entenderse desde la psicología de la percepción. Si uno mira el mundo en lo que dura un parpadeo, registra los aspectos globales antes que los detalles. Lo global es pre-atentivo. Se percibe casi sin pensar. Como cuando reconocemos una cara en la multitud. O sea que de lo global al detalle hay un trayecto que lo resolvemos como amplificación. La atención produce una focalización que permite no sólo los detalles sino la elección de los mismos. En los casos de ‘conciencia de la situación’, un piloto de avión de combate tiene una pantalla gráfica y digital codificada en la que se ha entrenado y de donde capta los datos en un relojeo de la mirada que dura una milésima de segundo. Es decir, que este nivel pre-atentivo funciona y es evidente. Si uno quiere captar perceptivamente ese plano debe eliminar la sobrecarga psíquica, simplificando la información a lo indispensable y dejando en un segundo plano todos los datos-detalle. En las emergencias, la depuración de sistemas de visualización con lecturas horarias o anti-horarias se fueron modernizando y codificando en gráficos digitales como dije, para asegurar la información en el menor tiempo posible. Ese tiempo puede ser decisivo para salvar un avión con decenas de personas. El proceso mental de un actor, con el que timonea el instante, se asemeja a la iluminación, al lampo de los poetas. Un no pensar que se resuelve como penetración-revelación (otra vez la línea vertical), lo que el futbolista pateador de penaltys resuelve en los once pasos entre él y el guardameta. Ese ‘entre’ es un segmento donde se cocinan ‘mistificaciones’ espantosas o por qué no, los fundamentos mismos de una actividad.

Bibliografía:
-Trabajar con Grotowski sobre las acciones físicas, Thomas Richards. Alba Editorial, 2005.
-La intuición del instante. Gastón Bachelard, Ediciones Siglo Veinte, 1973.
-Material paralelo: http://www.infovis.net/printMag.php?lang=1&num=176
-La parábola de Grotowski. El secreto del novecento teatral, Marco de Marini. Editorial Galerna, 2004.


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