El Centro Dramático Nacional de España estrena ‘La tierra’ de José Ramón Fernández
El Centro Dramático Nacional de España estrena el día 17 de noviembre en el Teatro Valle-Inclán de Madrid –donde se podrá ver hasta el 27 de diciembre– la obra ‘La Tierra’ de José Ramón Fernández, con dirección de Javier G. Yagüe. La tierra es la historia de un crimen. Un crimen sin criminales. Uno de esos crímenes de «se nos fue la mano». La tierra es la historia del silencio que ha escondido ese crimen, de la gente que miró para otro lado.
Pocos autores vivos pueden disfrutar de las satisfacciones que un texto como La Tierra ha ido reportando a José Ramón Fernández desde que lo escribió hace más de una década. Finalizada en 1997, tras tres años de proceso, la obra ha sido revisitada cíclicamente a través de diferentes manifestaciones: finalista en el premio Tirso de Molina, leída en el Festival de Sitges, publicada en libro y en la revista Primer Acto, vuelta a leer en Madrid y en el Festival de Dramaturgia Europea de Santiago de Chile, publicada en Internet, traducida al rumano, al griego y al francés, montada por Producciones Inconstantes hace dos años y que se estrena este mes de noviembre en el Teatro Valle Inclán de Madrid por el Centro Dramático Nacional. Dice de ella el propio autor que “era una historia pequeña, personal, escrita de un modo raro, llena de mis referencias y de mis fantasmas, con muchos personajes, sin risa. Un desastre. Sin embargo, tengo la sensación de que La Tierra me ha ganado el respeto de algunas personas; tal vez más que ninguna otra cosa que haya escrito. Quiero pensar que ese es el premio por hacer lo que creía que tenía que hacer, sin calcular”.
De hecho, según relata Javier G. Yagüe, director del montaje que presenta el CDN y compañero de andanzas de Fernández junto a Yolanda Pallín en ‘La Trilogía de la Juventud’ de La Cuarta Pared, se seleccionó La Tierra como proyecto para producir debido a que es un texto que merece una especial atención, en tanto que es complejo para el trabajo del director. “Cuando leo un texto y vislumbro el montaje enseguida, deja de interesarme. Y este es uno de esos textos que plantean interrogantes y retos”. Ello se debe a su particular estilo de escritura, que tal y como recuerda Yagüe, combina toda una parte narrativa con otra dialogada, hay mucha descripción de atmósferas, “acotaciones que, como las de Valle Inclán, tienen un valor literario por sí mismas. Por otra parte, combina dos tiempos en escenas sucesivas, a lo que en el cine estamos acostumbrados, pero no tanto en el teatro por la dificultad que ello plantea a los intérpretes”.
Más información en el reportaje de la Revista ARTEZ: Conciencias que aguardan en las cunetas de los caminos