“El monstruito”/Tropos Teatro de Títeres
Un cuento con encanto
Obra: “El monstruito” Autor: Guillermo Gil Villanueva. Sobre un cuanto de Helen Cooper. Compañía: Tropos Teatro. Actores /manipuladores: Guillermo Gil Villanueva y Raquel Lázaro Santamaría. Escenografía: La Faena Escenografías. Muñecos: Guillermo Gil. Dirección: Tropos Teatro. Teatro Arbolé (Zaragoza) 14 de noviembre de 2009 Aforo completo.
La compañía madrileña Tropos Teatro presentó el pasado sábado en el Teatro Arbolé “El monstruito”, un espectáculo de títeres para niños escrito por Guillermo Gil Villanueva, sobre el cuento de Helen Cooper “Pequeño Monstruo lo hizo”. El público que llenaba la sala, disfrutó con una propuesta divertida, tierna y muy bien realizada.
¿Qué ocurre cuando llega un nuevo hermanito a casa? Para Ana una niña que vive feliz con sus padres, la llegada de su hermano Carlitos no supone ningún problema, pero para Monstruo, su mejor amigo, su inseparable muñeco de peluche, la cosa es bien distinta. A Monstruo, no le gusta el cambio que supone la llegada de Carlitos y hará mil trastadas y travesuras para llamar la atención.
Un buen trabajo dramatúrgico nos ofrece una historia divertida, fresca y bien resuelta, llena de ese elemento tan fundamental, para el teatro en general y en particular para los títeres, que es la acción. Los títeres sólo se pueden sostener sobre la base de la acción, de hacer cosas, y en esta historia de “El monstruito”, no paran de sucederse los acontecimientos que protagoniza Ana, el encantador personaje protagonista. Hay que destacar la lograda escenografía, que hace un amplio uso del espacio creando diferentes puntos en los que se desarrolla la acción, con sentido de unidad, y con un acertado uso de una gama de colores que nos remiten de inmediato al mundo infantil. Se utilizan diferentes técnicas (títere de mesa, de guante y sombras) para manipular unos muñecos que comparten el espacio con la presencia del actor vivo sobre el escenario, presencia simultanea que queda plenamente justificada y adecuadamente resuelta. El titiritero es en ocasiones simple manipulador y en otros momentos personaje de la historia.
La puesta en escena imprime al espectáculo un estilo general coherente y acorde con la historia, plantea y resuelve bien las diferentes situaciones, las transiciones de un espacio a otro, con un buen ritmo y una buena utilización del espacio, aportando claridad narrativa. Un buen trabajo de manipulación y caracterización vocal, convierte al muñeco en protagonista, no simplemente de un cuento sobre la infancia, sino de esa magia que nos ofrecen los títeres: convertir la materia inanimada en algo lleno de vida con capacidad para transmitir, comunicar y emocionar.
Joaquín Melguizo.
Publicado en Heraldo de Aragón, Lunes 16 de noviembre de 2009