Se trata de una conmemoración por partida doble. Porque en esta edición del Festival Santiago a Mil, la celebración de los 200 años del teatro chileno ha tenido un lugar privilegiado. Y además del remontaje, reescritura y reposiciones de 17 obras emblemáticas del teatro nacional, ahora se editan ocho libros con algunos de los más destacados textos dramáticos de las últimas décadas, las cuales forman además parte de la programación del festival, en una primera edición de tres mil ejemplares.
“Las Pequeñas Grandes Obras del Bicentenario” son lanzadas por Santiago a Mil junto a Lom Ediciones y está integrada por títulos representativos en la historia de la dramaturgia nacional.
Carmen Romero, Directora General de Santiago a Mil, afirma que, “el patrimonio teatral de un país tiene una doble expresión: los textos escritos en su momento para ser llevados a escena y los montajes creados a partir de esas escrituras. En el año del Bicentenario, Santiago a Mil conmemora los 200 años del teatro chileno en ambos sentido”.
Y agrega, “a través de esta selección buscamos ampliar el acceso a un material que no pierde actualidad (…) Será la oportunidad para leer y ser testigo de la memoria presente”.
Esta edición especial en formato mini bolsillo pasa revista a 50 años en la historia teatral de Chile, con obras que van desde la crítica política al drama social, pasando por piezas más experimentales. Un retrato de variadas épocas del país y un homenaje al talento de los creadores nacionales.
Así, forman parte de esta caja “Moscas sobre el Mármol” (1958) de Luis Alberto Heiremans, “Topografía de un Desnudo” (1966) de Jorge Díaz, “Los Payasos de la Esperanza” (1977) de Mauricio Pesutic y Raúl Osorio, “Lo Crudo, lo Cocido, lo Podrido” (1978) de Marco Antonio de la Parra, “Tres Marías y una Rosa” (1979) de David Benavente y Raúl Osorio, “Hechos Consumados” (1982) de Juan Radrigán, “Cinema Utoppia” (1985) de Ramón Griffero y “El Coordinador” (1992) de Benjamín Galemiri.
Silvia Aguilera, Directora de Publicaciones de Lom, afirma que “nos pone muy contentos poder acompañar la presentación y selección que hizo Santiago a Mil con relación a los 200 años con estas obras, acompañar a quienes vieron los montajes y a quienes los están viendo. Pensamos que el rescate de ellas es muy significativo para el Bicentenario que conmemoramos pero también para los 100 que se abren de ahora en adelante. Son obras señeras en cuanto a la dramaturgia misma, la puesta en escena y la propuesta que hay en cada una de ellas”.
