Teatro del Velador estrena ‘Hiildegard’ en el Teatro Central de Sevilla
El Teatro del Velador, la compañía que dirige Juan Dolores Caballero ‘El Chino’, vuelve a hacer una incursión en la danza estrenando entre el 4 y el 6 de febrero en el Teatro Central de Sevilla, ‘Hildegard’, un montaje que lleva por título el nombre de la Sibila del Rin, la monja benedictina que en el siglo XII revolucionó la Iglesia alemana con sus visiones y su pensamiento avanzado para la época, y que se fue metida por su madre en un mundo de locura. Y es que la obra recrea en escena las ensoñaciones de un joven en torno a la madre que nunca conoció.
Todo cuanto de ella sabe es por unas cartas que de ella que le llegaron y dos regalos –un violín y una melodía–, a partir de las cuales, el joven narra y fantasea e inventa a su madre. La imagina como una mujer sutil y bella y crea sobre el escenario diferentes imágenes de la madre, siempre bailando, siempre en fiestas. Son delirios a los que se aferra para identificarse. Son sombras de una realidad proyectada que, desde nuestro papel de testigos, debemos catalogar como síntomas de su carencia.
De este modo, se plantea una obra sobre el sentimiento de orfandad del hombre contemporáneo. “El hombre está solo en este mundo, por mucho que nos empeñemos en vivir en pareja o en sociedad. Naces solo y te mueres solo. Al igual que en otros trabajos anteriores hay un reflejo de ese individuo al que la sociedad termina apartando, vista desde un ser sensible”, desvela Juan Dolores Caballero, quien mira al hombre como un “objet trouvé” que rezuma memoria, conserva las huellas de su propietario, las marcas de su energía; es el objeto de la tienda de un anticuario, el que ya casi no sirve para nada y se amontona en la basura. “El hombre es un ser de memoria. Al final es lo único que le acompaña en su soledad, lo cual, en definitiva, también va haciendo que la soledad sea cada vez mayor. Es un recordar continuo para volver a existir, porque si no, no se existe. Es un inventar una memoria. Y es ahí donde se encuentra este personaje”.
Hay en Hildegard abundantes constantes en la trayectoria de El Velador, como una mirada a las instituciones e incluso también un acercamiento al universo femenino. Se trata por tanto de una obra muy a la ‘Chinabaus’ –como les gusta decir a los miembros de Teatro del Velador, en homenaje a la creadora alemana–, donde la danza y el teatro se funden en un solo lenguaje. Y es que tal y como recuerda el director, su formación es teatral, se apoya en la dramaturgia más que en lo abstracto: “Hablar de danza es hacerlo de una forma de expresión, pero en ella hay muchas formas de narrar. A mí personalmente me gusta más ir hacia lo concreto”. Todo ello enmarcado en un lenguaje propio, muy ‘chino’, del teatro bruto: “El hombre es un ser intrínsecamente deforme. No pertenece ya a la naturaleza y tanto su ética como su moral son distintas de la de ésta. Y ahí, la única manera de hablar de su cuerpo, que es hablar de su geografía, es deformándolo”.
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