Diario de Origami

La calma previa


Praga, 30 de enero de 2010

La cabeza me va como loca hilvanando Origami a la realidad.

Eva Hlavková me envía la partitura de la canción que abre la traducción al checo de Origami. Es una de las libertades que ofrece la obra a sus traductores, que la canción de la primera escena varíe según el idioma: otro más de los múltiples pliegues de Origami que, en este caso, discurre por la realidad. El tema escogido por Eva se titula Andulka konopě močila: Ana pone en remojo el cañamón.

En el parque cerca de casa, los niños se arrojan en trineo por la pendiente y proliferan los muñecos de nieve. En una librería de la Ciudad Nueva doy con el último ejemplar que les queda de Červený Amadeus de Sigismund de Chals y Silva T. En unos años este cómic se convertirá en reliquia. De vuelta a la calle, me asalta por sorpresa la primera frase de un texto inesperado. ¿Que cómo lo sé? La cualidad que convierte una frase en primera frase es tan inefable como reconocible, al instante, y en cuanto se vislumbra, ya no se puede parar, el texto se precipita hoja abajo. Vamos allá.

 

Praga, 31 de enero de 2010

Roberto Urbina está satisfecho con la acogida de la lectura dramatizada de Llueven vacas en Barcelona. Fue el viernes pasado en el Centre Cívic Sant Agustí. La verdad es que ha sido una suerte encontrarle. Tanto a él como a Vladimir Vera.

De Madrid me llega una propuesta deliciosa para el Día Mundial del Teatro. No me canso de repetirlo: Madrid me mima.

 

Praga, 2 de febrero de 2010

Remesa de libros desde España. Deshago el paquete y los apilo sobre la mesa, con cuidado, no los ojeo aún, hay que disfrutar de su llegada, acogerlos, darles la bienvenida. Que reposen esta noche. Mañana, empezaremos a trabajar.

 

Praga, 3 de febrero de 2010

Noche en blanco. De nuevo. No he querido comenzar los libros nuevos y aprovecho para releer Tartufo: “El amor exige firmeza a los corazones”. Y qué triste que resulte tan inverosímil que el bien pueda vencer.

Por la noche, Tartuffe games en Divadlo na Zábradlí. La dirección de Jan Frič salva el Deux ex machina que padece el desenlace de la obra gracias al desdoblamiento del personaje del exento en una pareja de usureros inmobiliarios que han ido apareciendo en escena durante el transcurso de toda la obra y van anotando sus impresiones acerca del comportamiento de un carismático Tartufo. Por desgracia, el montaje incurre en cierta previsibilidad por esa tendencia, a mi entender, a seguir los pasos del desaparecido Petr Lébl, reproduciendo su fórmula de dirección, sin avanzar mucho más allá en ella y es que, claro, el genio llegó muy lejos.

 

Praga 4 de febrero 2010

Reunión con Jan Písařík. Escenografía.

Vuelvo a ver la película más bonita del mundo.

Dublinesca, el último libro de Enrique Vila-Matas, aparecerá en marzo. Otra remesa que anhelar. Enrique Vila-Matas es de los pocos autores españoles, aunque él prefiera considerarse transnacional -y lo comprendo y lo admiro-, como su estimadísimo Roberto Bolaño, que ha conseguido aunar la contemporaneidad con lo clásico en parte a través de convertir lo prescindible de nuestro cotidiano en momentos dignos de ser revisitados, del pasado hacia el presente de su escritura, por cualquiera de aquellos héroes que pueblan nuestros mitos, tan desamparados como remotos y olvidados. Para Enrique Vila-Matas, superar las distancias, sean espaciales o temporales, no supone una coartada de su libertad sino un viaje literario puro, es decir, una utopía ficticia, en el que nos permite, con una generosidad digna de admiración, acompañarle hasta los confines de nuestro interior.

 

 


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