Tataracine / Cachivache Producciones
Caja de sueños
Obra: “Tataracine” Autor: Eladio Sánchez. Compañía: Producciones Cachivache. Intérpretes: Carlos Domingo y Francisco García del Águila. Iluminación y escenografía: Enrique Rodríguez. Muñecos: Pilar Lambarri. Música Original: Carlos Pérez. Dirección: Buster Slastik. C.C. Galileo (Madrid).Del 27 de febrero al 21 de marzo
Desde el pasado 27 de febrero y hasta el próximo 21 de marzo, se podrá ver en el Centro Cultural Galileo de Madrid el espectáculo ‘Tataracine’, un montaje de la compañía Cachivache Producciones que busca acercar el cine de ayer a los niños de hoy. En la propuesta de Cachivache el cine es el verdadero protagonista. En ella nos convertimos en personajes de un recorrido por la infancia de aquel recién nacido lenguaje, de un viaje por aquellos primeros años que convirtieron un invento científico en la forma de expresión artística más trascendental del siglo XX.
Por medio de un bien concebido juego de proyecciones, vuelven a renacer ante nosotros aquellos tatarabuelos del cine que fueron el fusil de fotogramas, la linterna mágica, el quinetoscopio o el zootropo. Charles Chaplin, las primeras proyecciones de los hermanos Lumière, Georges Meliès, Buster Keaton (¡cómo se rieron los niños con sus geniales imágenes!) revivieron en la pantalla y volvieron a conquistar al público.
El espectáculo está concebido con original teatralidad. Su puesta en escena está bien planteada. Conduce la representación con un buen ritmo, mantiene fresca la capacidad de sorprender y combina diferentes lenguajes con una inteligente visión teatral y escénica. Así, actores, títeres, audiovisuales, música y proyecciones cinematográficas, conviven, se complementan, se alimentan mutuamente y desdibujan sus fronteras hasta fundirse en un montaje armonioso, atrayente, cargado de una entrañable hermosura y asentado en una sólida coherencia y lógica internas.
Pilas de maletas amontonadas componen una escenografía sugerente, visual y evocadora, que transforma el escenario en sala de proyecciones, taquilla de cine de principios de siglo o en un viejo desván que guarda antiguos objetos y más de una sorpresa. Un muy correcto trabajo interpretativo presenta el personaje cercano y revestido de una teatralidad y un cierto romanticismo (presente en el conjunto de la función) que lo convierten en algo encantador. Con ese encanto que poseen algunas de esas cosas antiguas que sabemos valiosas y que encierran en su interior apasionantes historias. Sorpresa, encanto, fantasía, imaginación y buen gusto. Todo ello está presente en este delicioso viaje a los orígenes del cine. Entrañablemente hermoso.
Joaquín Melguizo