El teatro de Moratín, protagonista esta tarde en la presentación de la novela ‘Un otoño en Venecia’ de Juan Antonio Hormigón
La figura de Leandro Fernández de Moratín, angular en las letras españolas del siglo XVIII, revive esta tarde en la Fundación AISGE por partida doble. En un encuentro abierto al público que comienza a las 19.30 horas en la sede madrileña de la entidad (calle Ruiz de Alarcón 11; metro Banco de España), el hispanista y catedrático jubilado de la Universidad de Perpiñán René Andioc impartirá una conferencia sobre El teatro de Moratín, una charla que servirá como prólogo para la presentación, a renglón seguido, de Un otoño en Venecia, la nueva novela de Juan Antonio Hormigón. Sus más de 600 páginas recrean la “República de la Serenísima” que Moratín conoció y experimentó entre octubre y noviembre de 1794.
Hormigón (Zaragoza, 1943) ha dado forma a una criatura literaria nacida de una documentación abrumadora, pero en la que aprovecha para mezclar realidad y ficción con la destreza de un narrador experimentado. “Se trata de una ficción novelesca de ecos dieciochescos en la que a ver puede parecer que lo histórico es fabulación y que lo fabulado es histórico”, confirma el autor.
Personalidades destacadas del mundo de la cultura acompañarán al ahora novelista, además de director teatral y secretario general de la Asociación de Directores de Escena de España (ADE). Tal será el caso de la dramaturgo Ana Diosdado y del actor y patrono de la Fundación AISGE Emilio Gutiérrez Caba, que desempeñará el papel de moderador.
También formará parte de la mesa el propio René Andioc, que antes habrá disertado sobre la trayectoria teatral de Leandro Fernández de Moratín, autor de El sí de las niñas y uno de los máximos exponentes del Siglo de las Luces en España
Juan Antonio Hormigón ha sido capaz de reconstruir una época, una ciudad y una figura seminal en nuestra dramaturgia. Por las páginas de su novela desfilan “políticos, periodistas, jesuitas expulsos, artistas, conspiradores, científicos, literatos, libreros anticuarios, eruditos, eruditos y hombres de negocios”, según su propia enumeración. Incluso también espías, ya que, según las indagaciones de Hormigón, el dramaturgo pudo ser víctima de espionajes y demás intrigas.
