“La vida por delante”/Romain Gary/José María Pou
Como la vida
Obra: La vida por delante Autor: Romain Gary. Adaptación: Xavier Jaillard. Produce: Focus. Intérpretes: Concha Velasco, Rubén de Eguia, Carles Canut y José Luis Fernández. Escenografía: Llorenç Corbella. Vestuario: María Araujo. Iluminación: Pep Gàmiz. Espacio sonoro: Jordi Ballbé. Dirección: José María Pou. Teatro Principal de Zaragoza. 12 de mayo de 2010.
Un teatro prácticamente lleno acogió el pasado miércoles la presentación de “La vida por delante”, adaptación teatral de “La vie devant soi”, novela con la que Romain Gary ganó el prestigioso premio Goncourt en 1975. La propuesta, que cuenta con la dirección de José María Pou y con Concha Velasco como cabeza de cartel, cosechó un rotundo y merecido éxito de público.
Madame Rosa, una vieja exprostituta judía, superviviente de Auschwitz, acoge en su pequeño piso de París a los hijos de otras compañeras que no pueden cuidarlos. De todos ellos, únicamente Momo, un joven musulmán, permanece a su lado después de diez años. La relación entre ellos servirá como vehículo para abordar temas como la discriminación racial, el respeto a otras creencias o la eutanasia.
Hay una historia con fondo y está bien contada. Una buena dramaturgia hace que el relato discurra con fluidez entre dos orillas, la de la comedia y la de la ternura. Tal vez le falte, en el primer tercio de la obra, un conflicto claramente planteado que vaya empujando la acción, pero esa carencia es compensada con unos personajes llenos de autenticidad y con una enorme capacidad para ganarse la atención y el afecto del público. Después la función despega y va decididamente arriba sostenida sobre la complicidad y la hermosa relación que existe entre la vieja prostituta y el joven muchacho.
José María Pou se mueve con inteligencia y tacto entre esas dos orillas. Viste de delicada intimidad los momentos más entrañables y enciende el brillo de la comicidad en las situaciones más claramente humorísticas. En los primeros lances de la función con un excesivo aire de sainete, pero en general sin estridencias ni falsos trucos, y con un planteamiento que persigue el disfrute del espectador. La lucidez y la sensibilidad del planteamiento escénico, están presentes en el trabajo de dirección. Afina, matiza, mima, el talento interpretativo del elenco. Concha Velasco aparece como una verdadera señora de la escena, el sobresaliente Rubén de Eguia se encuentra en estado de gracia, y Carles Canut y José Luis Fernández están sobradamente a la altura. Todos ellos nos muestran unos personajes cercanos, de carne y hueso, que hacen creíbles unas situaciones llenas de vida.
Joaquín Melguizo
Publicado en Heraldo de Aragón, 14-05-10