Críticas de espectáculos

“Amar en tiempos revueltos”/Antonio Onetti

Flojo comienzo

 

Obra: Amar en tiempos revueltos Autor: Antonio Onetti. Produce: Pentación Espectáculos/Diagonal TV. Intérpretes: Cayetana Guillén-Cuervo, Ricard Borrás, Verónika Moral, Jaume García, Sebastián Haro, Antonio Valero, Lara Grube y Jaime Menéndez. Escenografía: Ana Garay. Iluminación: José Manuel Guerra. Vestuario: Miguel Ángel Milán. Música original: Noel Molina. Dirección: Antonio Onetti. Teatro Principal de Zaragoza. 17 de septiembre de 2010.

Comenzó la temporada en el Teatro Principal de Zaragoza con el estreno de “Amar en tiempos revueltos,” propuesta que recoge una subtrama de la popular telenovela homónima para convertirla en pieza teatral de la mano de Antonio Onetti. Vaya por delante que el abarrotado teatro se rindió ante la propuesta con prolongados aplausos y con algún que otro bravo. Mi opinión, por el contrario, se inclina más bien por la línea de que no hay muchas razones para tanto entusiasmo.

Se supone, o al menos eso esperaba encontrar, una profundización del argumento televisivo, de cómo la compañía teatral de la actriz Estela del Val estrena con gran éxito la obra “El diablo bajo la cama”, crítica con el régimen y escrita por el represaliado Salvador Bellido en vez de Cristina Barea, la mujer de su primo que se ha hecho pasar por la autora. Cristina y Salvador acaban enamorándose y deciden fugarse juntos a París aprovechando el estreno internacional de la obra, mientras Estela tiene que luchar contra la censura franquista. Las cosas ocurren por algo, o así debería ser al menos. Incluso en el teatro. Sobre todo en el teatro, que es quintaesencia de la vida. Cierto que el tiempo de ficción es diferente al de la vida y en escena todo sucede de manera concentrada, pero aquí hay demasiadas cosas que se dan por supuestas, que suceden porque sí y resultan forzadas (personajes, situaciones), no nos llegan y no nos las creemos.

Así sucede, por ejemplo, con la relación de Cristina y Salvador. Su traducción al lenguaje escénico resulta artificiosa por momentos. En ocasiones le falta fluidez, lo que se solventará a medida que se sucedan las funciones, pero hay escenas (la visita de Cristina a Salvador en la cárcel, la de Estela con su hermana o la declaración de Salvador a Cristina) planteadas de tal forma, que resulta complicado poder entrar en ellas.

La escenografía es funcional, pero en algunas escenas (las del café, por ejemplo) plantea un juego de niveles que no obedece a ninguna intención dramática y condiciona en exceso posiciones y desplazamientos. Y en cuanto al trabajo interpretativo, creo que en ocasiones cae en cierto exceso y le sobran ademanes. Desde el punto de vista teatral es poco lo que aporta (hay muy poco a nivel dramatúrgico, de dirección, de escenografía, de interpretación) pero al público le gustó y si ustedes son seguidores de la serie, puede que también les guste.

Joaquín Melguizo.
Publicado en Heraldo de Aragón, 19-09-10


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