De marineros y piratas/Teatro de Títeres el Telón (Córdoba, Argentina)
Propuesta sencilla, eficaz
Obra: De marineros y piratas Compañía: Teatro de Títeres el Telón (Córdoba, Argentina) Dramaturgia, manipulación y dirección: Enrique di Mauro. Teatro Arbolé (Zaragoza) 4 de diciembre de 2010. Tres cuartos del aforo
La veterana compañía argentina dirigida por Enrique di Mauro, Teatro de Títeres el Telón, presentó el pasado sábado en el Teatro Arbolé, “De marineros y piratas”, un espectáculo para público a partir de tres años, que utiliza títeres de guantes, de técnica mixta y efectos de luz negra, cosechando un rotundo éxito entre el numeroso público asistente. La puesta en escena que hace el Telón es de una sencillez y sobriedad máximas. Sólo un pequeño teatrino gris en el que evolucionan los muñecos. No hay decorados, ni espacio sonoro, ni efectos de iluminación… Únicamente los muñecos, la materia inerte cobrando vida ante los ojos de los espectadores. Aquí el títere lo es todo. El títere y la capacidad de comunicar, de conectar, de establecer el juego y ganarse la complicidad de los espectadores. En realidad, muñeco y comunicación forma parte de una misma ecuación. Decía Paul Claudel que el títere es una palabra que se mueve, y en efecto, esto es así en cierto modo, ya que un títere tiene existencia en la medida en que se mueve, transmite alguna idea y comunica algo. Enrique di Mauro resuelve de forma notabilísima esta ecuación y plasma en realidad esa aseveración teórica que define al títere como una forma de vida animada por una idea en un cuerpo inerte.
En “De marineros y piratas” vemos un desfile de personajes de marcada personalidad(el rey Baltasar, un sapo brasileiro, María, Juanico, un ladronzuelo, Pepucho o un encantador payaso) que van protagonizando pequeñas historias que se desarrollan utilizando algunos de los elementos más característicos del teatro de títeres (rápidas entradas y salidas, ocultamientos, persecuciones, golpes, llamados a la complicidad y a la participación del público…).
Es cierto que no existe una elaborada dramaturgia, pero el resto de los elementos que componen el espectáculo están muy cuidados. Sobresalientes son los muñecos (en su concepción y construcción), la manipulación y caracterización vocal, y un planteamiento del espectáculo que busca realzar y subrayar su teatralidad, o más exactamente su titereidad. El titiritero sale del teatrino, muestra los muñecos, explica cómo de manipulan, se establece un diálogo directo entre él y los personajes, entre él y los espectadores, y todo con una fluidez y una facilidad realmente envidiables.
Joaquín Melguizo
Publicado en Heraldo de Aragón 6-12-2010