Críticas de espectáculos

‘2036 Omena-G’/Albert Boadella/Els Joglars

Decepcionante homenaje

 

Obra: 2036 Omena-G Autor: Albert Boadella. Compañía: Joglars. Intérpretes: Jesús Agelet, Jordi Costa, Ramón Fontseré, Minnie Marx, Lluis Olivé, Pilar Sáenz, Xavi Sais y Dolors Tumeu. Escenografía: Juan Sanz y Miguel A. Coso. Vestuario: Dolors Caminal. Iluminación: Bernat Jansá. Dirección: Albert Boadella. Teatro Principal de Zaragoza. 20 de enero de 2011

Coincidiendo con su 50 aniversario, Joglars ha producido ‘2036 Omena-G’, una especie de celebración que nos lleva al año 2036 (su 75 aniversario), a la gala de homenaje que se brinda a sus componentes aún vivos. Ellos, en agradecimiento, realizarán su última función representando escenas de la vida cotidiana en el cochambroso hogar geriátrico en el que sobreviven.

La idea de ver a unos grandes actores y actrices interpretándose a sí mismos bajo la premisa de mostrarse tal como serían dentro de veinticinco años, resulta de entrada atractiva. Si le sumamos la experiencia de la compañía, su habitual bien hacer, su sarcasmo y su mordacidad, y la eterna promesa de Boadella de nadar contracorriente, el atractivo se convierte en expectación.

Pero en ocasiones más importante (o al menos tan importante) que ir contracorriente es el cómo y hacia dónde se va. Y desde este punto de vista, la propuesta de Joglars es claramente decepcionante. Decepcionante, por cuanto ese sarcasmo no encierra en esta ocasión un discurso lúcido y transgresor, sino que, por el contrario, está envuelto de un tono rancio y con el fondo conservador. Y en lo referente al cómo, lo que Joglars nos ofrece es, eso sí, un espectáculo impecable en cuanto a técnica y actuación, pero disperso en el terreno de las ideas, irregular y falto de consistencia.

Es cierto que hay buenos momentos. Incluso notables. Pequeños destellos de todo el teatro que corre (supongo aún sigue corriendo) por las venas de Albert Boadella. Muy logradas la escenas del salón de televisión, la de los ancianos pugnando por los medicamentos, la de la reunión de los progres al modo de una película de cine mudo, la de las frustraciones de los ancianos y sobre todo su hermosísimo final. Pero un espectáculo no es una suma de momentos sino un todo coherente, y en el conjunto es tibio, reiterativo, sin gancho, incluso tedioso, en su primer tercio. ¿Dónde están los diálogos vibrantes, llenos de acidez, ritmo y brillantez? ¿Dónde está el eje vertebrador que da solidez y coherencia al conjunto? Lo único que no presenta fisuras es el trabajo interpretativo, merecedor de una propuesta escénica de más calado. Cuando Joglars celebre su 75 aniversario, ‘2036 Omena-G’ no estará entre sus obras más recordadas, a pesar de los muchos aplausos recibidos.

Joaquín Melguizo
Publicado en Heraldo de Aragón 22 de enero de 2011


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