Pentimento y Palimpsesto o la política del error
Representar un proyecto no realizado que quedó trunco, o representar el sueño del proyecto, como si se soñara el sueño soñado por otro, podría tratarse más que de restauración, de un pentimento, una corrección de puntos de vista y hasta la reutilización de sus objetivos originales. Cualquier actualización de un clásico, trae aparejado este debate, como si se tratara de una re-escritura o de un punto de vista ejercido como ‘política del error… de otro’. La relación de lo representable en términos de esa inconclusión puede oponerse a la irrepresentabilidad de la shoáh como consumación excesiva de un diseño, sin ignorar las paradojas que esto plantea.
Si toda pintura es una tachadura del fondo, un pentimento o palimpsesto, significa una ostensión, una intensificación significativa de tal omisión.
Esta reescritura transita el terreno de la suposición y reactualizarla asume una cierta calidad y cercanía al homenaje en su pretensión de reconstruir algo no hecho, que en su momento no pasó de ser una idea. Otra consecuencia es directamente la irrepresentabilidad como crisis de la representación. Lo cual retroalimenta aquel proyecto precursor con la crisis devenida a posteriori del mismo.
Verbalizo algunas implicancias teóricas o pensables del abordaje que Alexander Klüge hace de un proyecto nunca consumado de Eisenstein, cual fue, el de filmar ‘El Capital’ de Marx, según la estructura que surgía del ‘Ulises’ de Joyce., lo que suponía entre otras cosas, y en un principio, una película de imprevisible duración. Pero ya la conexión a ese imposible, como la reconstrucción de un indecible, de una película imposible, sólo podía ser contrarrestada con el entusiasmo de que no hay película fuera del tiempo. O es que en todo caso, el tiempo sólo se esculpe como imposible. De aquí el dilema: el tiempo no cuenta o el tiempo es todo y absoluto.
El enjundioso proyecto de Eisenstein que quedó en la recámara sin dispararse, uno piensa, sólo podría ser recuperado como homenaje a su diseñador original. El homenaje a la audacia, a la plausible locura, a la libertad de tener proyectos de esta catadura. Una celebración de lo inmedible, al fin de cuentas, de lo imposible. Es que el homenaje disculpa la exactitud de que es el proyecto de Eisenstein el que efectivamente se reconstruye. Obvio que en tal reconstrucción como homenaje, se postula como una redención. Un proyecto redimible aún cuando nunca se concretara.
El homenaje es el que instaura la ‘gracia’ de recordar lo que no existió o no se vivió. Esta no consumación, sin embargo, no anula la existencia virtual del proyecto, que si es recordable, no lo es por otra cosa que por la grandeza de su autor: Eisenstein. De ahí la afirmación, que no puede sino mediar el homenaje como forma.
Entonces, antes que ensalzar a un proyecto, se ensalza a su autor, aún como demiurgo ‘virtual’ del mismo.
Si lo que sale de un genio legitimado como tal puede ser producción artística o de sentido, una película sin fin, éste sin fin es creíble.
Esto es, la redención es revelatoria de un metalenguaje infinito paralelo a la propia infinitud del sistema físico, pero esa infinitud sólo es verosímil en mano y boca de su creador.
El homenaje no nos devuelve esa infinitud, sino la referencia (la noticia) de que tal infinitud existe.
Entonces, la versión de Klüge, «Noticias de la antigüedad ideológica: Marx, Eisentein, El Capital», puede verse como un mecanismo poético del pensar. Es en dicho mecanismo estructurante que escuchamos a Enzenberger, a Sloterdijk, y a los otros.
El homenaje en la celebración de la virtualidad, reconstruye la conciencia del mecanismo poético.
De aquí, una pregunta: «¿El Capital es filmable como ficción?»
Hemos escuchado cómo ciertos actores afirman, no sin cierta petulancia: «Se puede hacer teatro con una receta de cocina, hasta con la guía telefónica». De hecho, numerosas películas u obras de teatro, dramatizan, historizan El capital. De última, sus conceptos pueden caber, al menos entrar, en una obra de tesis.
Klüge, ¿copia el método o copia el contenido conceptual de El Capital?
El Capital puede ser el significante que permite la reproducción de otros significantes. Con lo que se podría trazar equivalencias que autorizarían a pensar que una ‘poesía revolucionaria’ encierra en la forma, la propuesta de la ruptura, el contenido acabado de la revolución. Y por esto mismo, estaría contenida en el espíritu de cualquier ruptura.