Mussolini va a morir / Rafael Gordon / EspaciOscuro
Obra: Mussolini va a morir. Autor: Rafael Gordon. Intérpretes: Miguel Torres, Julia Quintana. Dirección: Rafael Gordon. Compañía: EspaciOscuro. Lugar: Teatro Lagrada (Madrid)-hasta el 27 de marzo.
“Mussollini va a Morir” de Rafael Gordon, es un encuentro con la muerte, con la historia, con la vida, con el teatro. Un discurso a caballo entre la ficción y la realidad, un ajuste de cuentas desde la ficción, desde lo individual hacía lo transindividual, una historia sobre la enfermedad.
La enfermedad como el reflejo de la auto-traición, como respuesta al miedo, al pánico, a la carencia, la enfermedad que aniquila, que niega lo otro: se lo que sea lo otro.
“Mussollini va a Morir” es una obra en la que el autor/director enfrentado a la materia de Il Duce se pervierte alterando los motivos y estrategias de la vida y la muerte de Benito Amilcare Andrea Mussolini y, que duda cabe, las suyas propias y más aún las nuestras, como espectadores, como público.
Rafael Gordon construye un ritual de luces y de sombras, de omisiones y confesiones , de realidades y ficciones que colocan al espectador en una situación de tensión suficiente en la que éste debe librar su propia batalla enfrentado al espejo cóncavo y convexo de un genocida gobernado por sus miedos.
La simultaneidad de los contrarios en el discurso estético de Gordón -la sombra que ilumina, el silencio que habla, la presencia de la ausencia, la lucidez del enajenamiento- mueve al espectador paralizado por la presencia del mismísimo Mussolini a una inactividad (in)usual en el teatro de discurso, que dicho sea de paso, esta interpretado con generosidad y entrega por el actor Miguel Torres quién (des)aparece con humildad oriental bajo la máscara occidental de BAAM “sin beber ni una gota de agua durante los imperceptibles 90 minutos que dura la obra”.
En este tiempo y espacio se baten en un duelo sin precedentes Il Duce y Benito Mussollini, en el que Benito se reconoce así mismo como una súper marioneta del sistema, un lacayo, un mindundi, y en el que Il Duce -su alterego- no deja títere con cabeza.
El juego de posibilidades reales y ficticias con las que el dramaturgo y director Rafael Gordon explora -lo que él viene a llamar el síntoma cainita- por medio de un proceso autoreflexivo encadenado a otras realidades (históricas, psicosociales y estéticas) que puede ser (des)activado en cualquier momento por el espectador.
Así el creador implica al espectador a crear su propio proceso autoreflexivo, que va más allá de su contenido histórico, político y cultural hacía el humanismo más contemporáneo.
Finalmente diré que el producto “Mussolini va a morir” es una propuesta liberadora y valiente de un creador infatigable, que no ha tenido miedo a ponerse en los zapatos del otro, (des)doblarse en sus egos y alteregos, de batirse entre la vida y la muerte -a través de lo otro- creando una respuesta estética que desvela y revela los mecanismos de tensión propios de una sociedad abierta (creación) a la que los seres humanos estamos inmersos en la búsqueda de nuestra identidad , de nuestros valores, de nuestra autonomía y de nuestro derecho esencial a la libertad, que se abre camino entre los escombros, la chatarra de una sociedad cerrada, llámese BAAM, ofuscada por su inminente desaparición.
No por casualidad la obra se llama “Mussolini va a morir” y no “Mussolini ha muerto”.
María Gray