Críticas de espectáculos

‘Don Juan Tenorio’/Teatro del Temple

Luz y sombra de Don Juan

Obra: Don Juan Tenorio Autor: José Zorrilla. Dramaturgia: Alfonso Plou. Compañía: Teatro del Temple. Intérpretes: Francisco Fraguas, Ivana Heredia, Gabriel Latorre, Rosa Lasierra, Marco Aurelio González, Agustín Miguel, Sascha Montenegro y Francesc Tamarite. Escenografía: Tomás Ruata. Iluminación: Bucho Cariñena. Vestuario: Beatriz Fdez. Barahona. Caracterización: Virginia Maza. Dirección: Carlos Martín. Teatro Principal de Zaragoza. 9 de marzo de 2011

Vaya por delante que el ‘Don Juan Tenorio’ que Teatro del Temple presentó el miércoles ante un público muy numeroso que aplaudió con ganas (hubo algún ‘Bravo’ y alguna puesta en pie) es una propuesta de indudable interés pese a que me despierta algunas dudas, y a la que se debe agradecer su esfuerzo por alejarse de manidos clichés estéticos y por ofrecernos una lectura arriesgada y contemporánea del texto de Zorrilla.

De gran interés son el trabajo dramatúrgico (que aligera el original, lo muda de época y muta el género de algunos personajes con evidente solvencia y solidez), la escenografía imaginativa y minimalista (tres únicos elementos van delimitando el espacio y creando el mobiliario y decorados, en ocasiones con indudable valor estético) o la puesta en escena, que construye momentos realmente logrados (las escenas del bar, las del claustro y la de Don Juan y Doña Inés). Sumen el buen tono general del trabajo actoral, la eficaz iluminación y el acertado vestuario, y tendrán la medida de un espectáculo que en su primera parte se desarrolla sin demasiados problemas. Las dudas: el pelo de Avellaneda, la muerte de Mejía y el comendador, y una cuestión de concepto.

La verdadera particularidad del Tenorio aparece en la segunda parte. Zorrilla, de acuerdo con su lectura romántica del personaje, hace que su Don Juan se enamore de Doña Inés, amor que le conduce al arrepentimiento. Nos encontramos ante una traición al mito, que por su propia naturaleza, no puede enamorarse. Enfrentarse al texto de Zorrilla supone posicionarse. Se asume su lectura o se ‘traiciona’ su traición. El Don Juan que nos ofrece Teatro del Temple en la segunda parte es muy distinto del de la primera. ¿Pero qué Don Juan vemos? ¿Arrepentido? ¿Desafiante? ¿Enamorado? ¿Burlador? ¿Temeroso? ¿Triunfador? ¿Perdedor? El personaje (envuelto en una especie de nube formada a partes iguales por etanol y remordimiento le vemos dibujar un trazo continuo sin apenas variaciones) y las situaciones, están planteados de forma demasiado plana, demasiado lineal, como para que podamos encontrar el matiz de la respuesta.

Joaquín Melguizo
Publicado en Heraldo de Aragón 11 de marzo de 2011


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