Diario de Unga Klara

Resumen para un recuerdo

El pasado jueves, tras una de las representaciones de la segunda parte del espectáculo, la dirigida a chicos de doce años, se acercó a mí uno de ellos, con los ojos curiosos y sorprendidos. Me sonrió y le pregunté el consabido qué tal. «Yo nunca he visto nada parecido», me respondió, «esto es algo especial». Quise que me explicara el porqué sin darme cuenta de que eso es imposible, de que esa es una de las características de lo «especial». Más tarde supe que pertenecía a un centro escolar habituado a asistir a representaciones teatrales, tanto producidas por el Dramaten como por otras instituciones. Era alguien que había visto teatro, pero nuestro trabajo le pareció «especial».

El día anterior asistió, junto al grupo de escolares un reducido grupo de niños «especiales» (en otro sentido); con diagnóstico ADHD, Asperger, dificultades de aprendizaje, retraso escolar… Nos advirtieron, antes de comenzar, que existía la posibilidad de que alguno de ellos tuviese que salir de la sala durante la representación. Nadie lo hizo, afortunadamente. Esta vez, al finalizar la representación, fue un chico menudo, con enormes gafas y seguido de su profesor de apoyo quien se acercó. Me preguntó qué haría yo si tuviese un hijo. Le respondí que tenía una niña y que intentaría dejar que fuera ella misma y, al mismo tiempo, enseñarle lo poco que sé. Me dijo que eso estaba bien, emprendió el camino de salida y antes de desaparecer, acompañado de su profesor se giró varias veces hacia mi repitiendo el «eso está bien». Ojala pueda cumplir lo dicho.

Días antes había sido una amiga, a la que había invitado a ver un pase general previo al estreno quien me llamó por telefono. Para agradecerme, aunque ya lo había hecho tras la representación, la invitación al mismo. Me confesó que había pasado una semana, pero que no podía evitar seguir pensando en muchas de las preguntas e imágenes que nuestro espectáculo le había sugerido. No es una espectadora habitual de teatro.

En un e-mail recibido por Suzanne otro chico de doce años había hecho algunos comentarios sobre lo que había visto. «El bosque que habéis construido es exactamente igual al que yo me había imaginado». ¿Casualidad?

No creo que sea necesario extenderme más. Es mi último artículo sobre este proceso de trabajo del que tanto he aprendido y que tanto me ha sorprendido. Siempre he trabajado para un público adulto, y siempre he pensado que lo que hacía era el teatro importante. A veces salía bien, a veces mal, pero siempre trataba de ser importante. El que trata las grandes preguntas y busca cuestionar la propia realidad para hacernos crecer. Sin embargo nunca antes esas características han sido tan evidentes como durante este proyecto. Y nunca antes he vivido un proceso de creación con tanto respeto y libertad. Como actor he sentido que una mano suave me sugería el camino a tomar, pero que era yo el que decidía en todo momento el cómo cruzarlo, y sobretodo el cuándo.

Suzanne, esto lo he sabido más tarde a través de una persona que conoce muy bien su trabajo, ha investigado, leído y finalmente aprendido mucho sobre el proceso creativo del actor. Sabe, tras muchos años de ensayo y error, que hay que tener paciencia con el actor, que hay que confíar y esperar. Y estas dos verbos «confíar» y esperar» son dos de las palabras que la inmensa mayoría de los directores de escena (por lo menos de los que yo he conocido) borran de su particular diccionario teatral. Las razones son muy diversas y no es este el lugar para abordarlas. Solo por este motivo ya merece la pena haber formado parte de este equipo.

Pero para mí hay mas razones que justifican el viaje. El idioma, el reto que ha supuesto su conquista (solo a medias) es algo que me ha enseñado mucho sobre la naturaleza de la actuación. Sería muy largo, y quizás arduo de explicar, por lo cual no me voy a extender mucho. Solo dos conceptos; saber escuchar y entender la idea que subyace tras las palabras. Esto es algo que he aprendido trabajando en un idioma tan alejado del mío. Las palabras son solo un instrumento, pero contienen más de lo que la tinta puede describir.

Ahora solo me queda agradecer a Carlos la oportunidad que me ha brindado de poder dejar aquí, semana tras semana, las huellas escritas de un viaje largo, lleno de sorpresas y muy fértil. Espero que quien haya seguido mis pasos sienta que ha merecido la pena perder un poco de tiempo leyendo el diario de un actor a través de un sueño (en sueco).

Gracias!. Mila esker!. Tack så mycket!


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