10º Festival de Títeres de Rivas-Vaciamadrid Títere¡Anda!
Los espacios públicos del municipio madrileño Rivas-Vaciamadrid se convierten en escenarios y mundos fantásticos que hilan los titiriteros con la celebración del 10 Festival de Títeres Títere¡Anda! que se celebra del 1 al 7 de septiembre con la participación de media docena de compañías.
El Festival de Títeres de Rivas Títere¡Anda! que cumple una década prevé reunir a miles de personas en las calles, colegios y espacios públicos del municipio con un programa en el que están incluidos artistas llegados desde Francia, Alemania, Madrid y Almería. Son los titiriteros, demiurgos dramáticos, de espectáculos mágicos que dan vida a lo que tocan. Hilan historias. Crean personajes. Despiertan la imaginación.
El titiritero trabaja en un terreno con enormes posibilidades que le permite trasladarse de un universo a otro y jugar con todas las opciones físicas, técnicas o artísticas que conceden los títeres. «Aunque los títeres sean de lo más básico y no muevan ni los ojos ni la boca, los espectadores se identifican con ellos, con sus penas y alegrías. Curiosamente es más creíble un pedazo de cartón o de madera que un actor que sufre, ríe o se muere, pero que al final de la obra sale a saludar. Cualquier acción que le ocurre a un títere es como si le pasara a un ser indefenso y por siempre han sido unos maravillosos vehículos para las emociones», asegura Gloria Zapata, integrante de la compañía de Almería Axioma.
Ellos son los actores y creadores pero en escena ceden todo el protagonismo a los muñecos que desde el momento en que los construyen cobran vida: «Los comprendes, les hablas, les regañas cuando no te dejan expresar lo que quieres y no permites que nadie les maltrate o les desprecie», asegura Zapata. Los integrantes de la compañía Cachivache coinciden: «Te conviertes en un adicto al trabajo porque llegan a ser unos seres tan entrañables que cuando no estás con ellos, hablas de ellos, piensas en ellos».
El artista agarra y mueve el muñeco o el títere, y lo transforma en un personaje vivo. «Creo que una de las características fundamentales para ser titiritero es la de tener esta actitud de un niño dispuesto a jugar. Porque de alguna manera, esta es la base que nos permite crear este mundo de ficción, en donde yo doy vida a algo, juego a algo y estoy convencido, dentro de las reglas de este juego, de que las cosas pueden tener vida, pueden moverse, tener diálogos y crear personajes», afirmaba Carlos Converso en una entrevista en la revista La Ratonera.
Sonrisas de leche
La infancia es su público mayoritario. «Un arma de doble filo» sostiene la compañía Axioma. «Por un lado están abiertos a cualquier tipo de propuesta, pero por otro, no tienen ningún convencionalismo social. Con lo que si no les gusta algo, se van, protestan o arman jaleo. Si además de hacer un espectáculo para niños, lo hacemos en la calle, las dificultades aumentan: sillas incómodos o de pie, falta de espacio, ruidos, coches o gente que pasa».
Tampoco se desatiende la atención de las personas que acompañan a la infancia a ver los espectáculos. «Procuras que tengan varias lecturas para que los acompañantes no les suelten sino que se queden a disfrutar también del espectáculo. Nosotros además intentamos crear obras permeables para que se encuentre un fondo en el espectáculo que luego haga pensar una vez que finalice», cuenta la compañía Cachivache.
Por eso, como apunta Gloria, después de la representación siguen con los títeres, «se los mostramos a los espectadores, se los acercamos a su realidad. Hay que tener en cuenta que además de realizar una hora de espectáculo y de ofrecer entretenimiento, se puede influir con los mensajes. Por lo que es una labor delicada y absorbente».
Títere¡Anda!
Cuatro son las formaciones madrileñas. Cachivache es la productora decana que lleva desde 1988 trasladando la música y la ilusión a los más pequeños y pequeñas con 39 producciones nacionales y 12 extranjeras. De la vergüenza de Guillermo Gil, un joven universitario al que le daba pánico hacer teatro pero tenía un enorme latido cultural, surgió la compañía Tropos. Los títeres fueron la solución a su miedo escénico. Desde 1992 experimentan sus primeros pinitos en las calles del Retiro y en 1998 fundan la compañía profesional de títeres.
En Buenos Aires se creó en 1974 la compañía La Gaviota, que después de girar por Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Francia y Holanda se instalan definitivamente en Madrid. Desarrolla su labor artística basándose en la investigación de las diversas técnicas de muñecos. Sus espectáculos parten de ideas propias y cuentos tradicionales, y reflejan la realidad cotidiana reinventada con elementos fantásticos.
En 1997 irrumpe otra formación en el arte titiritero, Hilando Títeres. Sus marionetas de hilos, de mesa, varilla y de sombras han pasado por numerosos festivales y campañas escolares, en las que se incluyen los talleres que realizaron en los campos de refugiados de Tindouf (Argelia).
Los que llevan treinta y ocho años, son los integrantes de Axioma. Salen a la calle, a crear espectáculo vivo y a encontrarse con su público. Emplean su arte como vehículo de comunicación y conexión con la ciudadanía «Quizás seamos unos románticos incorregibles, pero estamos seguros de que si nuestras convicciones son coherentes y firmes, podremos convencer a otros, podremos provocar que el espectador reflexione, usar el teatro como arte transformador de las conciencias», se lee en su presentación.
Fuegos artificiales de la imaginación. Así se define la compañía francesa Crèature que a través de la pólvora de las máscaras y los títeres despierta la reflexión y el disfrute de los espectadores.
De Alemania llega la compañía The Fifth Wheel, fundada por graduados de las academias de San Petersburgo y Siberia del Este y con raíces rusas,. Combinan la educación titiritera rusa clásica con el estilo europeo.
Practica con los títeres
La compañía Cachivache habilita durante los días que dura el festival ‘El Desván de las Ilusiones Mágicas’, en el que se encuentran cuatro tipos diferentes de títeres: títere de dedo, de guante, del estilo Muppet y el último de estilo propio. El títere de dedo se suele utilizar en distancias cortas, sobre todo por educadores, y no requiere ningún tipo de manipulación. El de guante, permite mayor manipulación porque se le pueden mover los brazos y la cabeza. El títere de estilo Muppet es uno de los más conocidos y utilizados actualmente. Y por último, el títere llamado de estilo propio tiene alguna similitud con el títere Bunraku de mesa., que procede de Japón, y en el que intervienen tres manipuladores por cada títere.