Incendiaria en combustión

Gallegadas y otros cuentos

«Hay tres clases de futbolistas. Los que ven los espacios libres, los que de pronto te hacen ver un espacio libre, los que crean un nuevo espacio donde no debería haber habido ningún espacio». Lo decía Osvaldo Soriano en sus Memorias del Míster Peregrino Fernández y otros relatos. Con quienes manejan la palabra pasa un poco igual: están quien la usa, sin más; está quien la desvirtúa, sin más y está quien la usa en vano, sin más.

Hace unas semanas una concejala de A Coruña de cuyo nombre no quiero acordarme tildaba de «demasiado gallegos» los actos culturales programados por el anterior equipo de gobierno de este municipio. Se puede ser demasiado alta para entrar en un canon concreto, se puede estar demasiado delgado para llenar un pantalón de la talla 50, se puede ser demasiado gallego para Díez, Aznar o Montilla… pero ser demasiado gallego en Galicia… La concejala aseguraba también que «para que te interese la cultura tienes que entenderla y tiene que estar en un idioma que entiendas». A mí esto me resulta complicado de asimilar cuando tengo querencia por el bretón y el mongol, entre otros. Cuestión de formas. Gallegadas, faltó decir…

El alcalde de Santiago de Compostela de cuyo nombre tampoco voy a acordarme anunciaba hace un par de semanas recortes en los centros socioculturales de la ciudad para contener el gasto público del ayuntamiento No puedo meterme en la pertinencia de la medida ni en la función integradora y de dinamización social que normalmente cumplen este tipo de locales pero sí querría destacar una palabra que empleó al decir que «disminuirá el gasto en actividades de orden llamado cultural o cultureta». «Cultureta», dijo. ¿Cómo vamos a darle la dignidad que tiene un sector –la industria cultural- que ha llegado a suponer el 2% del PIB gallego -por encima de sectores emblemáticos como la pesca o el textil- si los representantes públicos no le guardan el más mínimo respeto? Cuestión de formas. Cultureta, se dijo…

A principios de verano la nueva directiva de la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Galicia «Escena Galega» se reunía con el director de la Axencia Galega das Industrias Culturais para pedir una respuesta sobre la celebración de la Feira Artes Escénicas de Galicia 2011. La respuesta oficial fue que la Consellería de Cultura e Turismo tenía la intención de celebrar la edición de este año bajo un nuevo modelo organizativo y de gestión. Lo cierto es que tan innovadora debe ser la propuesta que a estas alturas no hay ni fecha ni alternativa y los rumores ya aseguran que no hay ni evento. Futuro incierto para la Feira, tan incierto como el programa futuro del Centro Dramático Galego después de la superproducción de A ópera dos tres reás –en el resto del Estado: La ópera de los tres reales, para que no resultase demasiado gallega, claro-.

Retomando el cuento de Soriano sobre quienes crean un nuevo espacio, recuerdo que del 4 al 9 de septiembre se celebra en la ciudad imaginaria del Monte Gaiás el «I Encontro de Artistas Novos. Ciudad de la Cultura». Se trata de un espacio en el que un centenar de participantes becados podrán dialogar y reflexionar sobre aspectos relacionados con el arte contemporáneo, intercambiar experiencias con otros artistas y mostrar sus obras. Se trata de un encuentro con una lista cerrada y plazas limitadas para 50 creadores gallegos y 50 creadores de fuera de la comunidad. Lo bueno de este nuevo espacio es el «I Encuentro Off Nuevos Creadores Cultura de Cidade» que los días 7 y 8 de septiembre se celebrará paralelamente en Compostela. Se trata, este último, de dos jornadas de trabajo públicas y abiertas sobre el arte, la cultura contemporánea y sus problemáticas.

Lo único bueno de la exclusión podría ser la unión de los excluidos. Lo único bueno de una desaparición podría ser la búsqueda conjunta de aquellas personas que sufren la pérdida; lo único bueno del insulto podría ser la defensa compacta de las personas insultadas; lo único bueno del ninguneo por parte de la autoridad podría ser la exigencia de lo ninguneado de que se cumplan las responsabilidades de esa autoridad. Y si la autoridad pierde su sentido…y si los responsables no son responsables…y si la institución no cumple sus funciones… que reviente la institución…¡pero no los artistas!


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