El Chivato

Fallece el actor y director Carlos Ballesteros

Según informa AISGE, de la que era socio, el gran actor y director teatral Carlos Ballesteros Borge  falleció el pasado domingo en el hospital de Móstoles a los 75 años de edad. Ballesteros era natural de Zaragoza, pero residía desde hace tiempo en Navalcarnero (Madrid), donde el año pasado asumió la dirección de la escuela municipal de teatro clásico. Las tablas fueron su gran pasión, peroun cáncer hepático le ha doblegado apenas un mes y medio después de que se lo diagnosticaran. Con él se marcha un intérprete ecléctico e incansable que también tuvo tiempo de cultivar la literatura humorística, como demostró con su reciente novela Para cuando se canse de leer a James Joyce.

Carlos Ballesteros había nacido en la capital aragonesa la nochevieja de 1935. Fue estudiante de Filosofía y Letras, pero ya por entonces se enroló en el Teatro Español Universitario y participó en montajes como Seis personajes en busca de un autor (Pirandello) y La vida es sueño (Calderón de la Barca).

Las tablas se convertirían en el gran amor de su vida, ya que participó, desde 1957 y hasta el comienzo del nuevo siglo, en más de cien montajes de relevancia, muchos de ellos de autores clásicos. Se retiró en 2000 tras participar en La malquerida, de Jacinto Benavente, pero antes se había atrevido con Calderón, Zorrilla, Buero Vallejo, Lope de Vega, Cervantes, Valle-Inclán, Alfonso Sastre y casi todos los dramaturgos españoles de relieve, además de Shakespeare, Ibsen, Wilde, Strinberg, Molière, Steinbeck, Poe o Esquilo.

Su trabajo para la pantalla grande no fue tan prolífico, pero abarca una veintena de títulos. Entre ellos destacan sus papeles protagónicos en producciones como Tatuaje (Bigas Luna, 1976), La espada negra (Francisco Rovira Beleta, 1976), Nunca en horas de clase (José Antonio de la Loma, 1978) o Locas vacaciones, que Hubert Frank rodó en Torremolinos allá por 1985. Pero el gran público le conoció en gran medida por su entrañable papel de Nicolás en Médico de familia (1995), la serie en la que millones de espectadores le identificaron como suegro de Emilio Aragón.

También para la pequeña pantalla participó en Historias para no dormir o, más recientemente, en Quart (2007). Aquel mismo año se atrevió con el mencionado Para cuando se canse de leer a James Joyce, una novela de corte bufo con la que la crítica le situó en la estela de Enrique Jardiel Poncela y el humor hilarante de la revista La Codorniz. Carlos Ballesteros no tenía hijos y pidió a sus amigos y allegados que su cuerpo se donara a la ciencia.


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