Críticas de espectáculos

A ópera dos tres reás/ Brecht / Centro Dramático Galego

Hampones y Burgueses

Joaquín Melguizo


Decía Brecht que si no se puede sacar lo que una obra o una escena llevan dentro, se debe evitar, al menos, meter lo que no deben llevar. ‘A ópera dos tres reás’ (‘Die Dreigroschenoper’, Brecht/Weill, 1928) producida por el Centro Dramático Galego, con dirección y dramaturgia de Quico Cadaval y dirección musical de Diego García Rodríguez, tal vez no saque todo lo que la obra lleva dentro, pero desde luego, no le coloca nada que no deba llevar. No es esto poca cosa tratándose de una pieza que presenta evidentes dificultades para su representación. Con su engañosa simplicidad, con sus personajes que no requieren grandes actores, pero luego resulta que sí, ni tampoco grandes cantantes, pero luego resulta que también.
Mackie de la Faca, un temido asesino y ladrón, se encapricha de Polly Peachum, la inocente hija de Jonathan Jeremías Peachum, rey de los mendigos, y la convierte en su esposa. Cuando los padres de la joven se enteran, su única ambición es deshacerse de su indeseable yerno. Esta trama sirve como pretexto para abordar las miserias del ser humano (la ambición, la traición, la delincuencia, los abusos, la corrupción…) que subsiste dentro de un orden (el burgués) que sólo se mueve por dinero y genera a su alrededor miseria con letras mayúsculas, trazando una inteligente asimilación entre el mundo del hampa y la burguesía.
Esta ‘Ópera de cuatro cuartos’ o de dos centavos, o de cuatro cuartos, o de perra gorda, o de tres peniques, o de tres reales… tal es el desbarajuste con el que se ha traducido el texto de Brecht (y su obra en general) es un clásico de la escena del siglo veinte. Su estreno supuso la revitalización del Cabaré, de la poesía popular, la reinvención del “songspiel”  y como todo clásico, goza de una deslumbrante actualidad. Nada como estos tiempos para poner en entredicho el supuesto final de las clases sociales y la reaccionaria teoría del fin de la historia. No han perdido ni una pizca de actualidad las palabras de Mackie en el patíbulo “Somos devorados por los grandes empresarios, detrás de los cuales están los bancos. ¿Qué es una ganzúa comparada con un título cambiario? ¿Qué es un atraco a un banco comparado con la fundación de un banco?”
Y como tal clásico lo aborda el Centro Dramático Galego. Con fidelidad al texto original y un mínimo trabajo dramatúrgico que cambia la coronación de la reina por una visita papal.
A la propuesta que firma Cadaval, quizás le falta acidez y ese ataque al espectador (amable, eso sí) que encierra el texto; le falta mantener con más firmeza el tono de parodia para mostrar el “intento de contrarrestar la total estupidez de la ópera” por su divorcio de la realidad que, en palabras del propio Brecht, significa su ‘Ópera de cuatro cuartos’. Sí hace un planteamiento escénico coherente y de fácil lectura para el espectador. Imprime al espectáculo un buen ritmo y hace un inteligente uso del espacio jugando con la profundidad y la altura. Hay momentos brillantes y muy imaginativos (logradísimos el del cine cómico o el del guiñol) y utiliza algunos elementos típicamente brechtianos como el medio telón (con el que Cadaval marca los cambios de escena), el espacio limitado por el movimiento y la posición de los actores, los agrupamientos, los carteles… pero huyendo con sabiduría de esas puestas en escena “rigurosamente brechtiana” pero que terminan siendo, por lo general, vacías, superficiales y totalmente alejadas de la práctica teatral del dramaturgo alemán.
La orquesta en directo es magnífica. La escenografía y la iluminación muy acertadas. El trabajo interpretativo más que notable. Y aunque resulta muy coral, cabría a César Goldi y el canto de Mónica de Nut. Y a Luis Tosar, que a pesar de su afección de garganta, ofreció un magnífico Mackie. En suma, una  buena propuesta teatral.

 

Obra: A ÓPERA DOS TRES REÁS (DIE DREIGROSCHENOPER). Autores: Bertolt Brecht y Kurt Weill. Traducción y adaptación: Pepe Sendón. Produce: Centro Dramático Galego. Intérpretes: César Goldi, Alba Messa, Víctor Mosqueira, Mónica de Nut, Marcos Orsi, Marta Pazos, Francisco Pérez “Narf”, Muriel Sánchez, Begoña Santalices, Luis Tosar y Sergio Zearreta. Orquesta: Suso Alonso, Rui Bandeira, Pablo Castaño, Andrew McNeill, Saúl Puga, David Rodríguez, Adrián Viñas y Vadzim Yukhnevich. Escenografía e iluminación: Baltasar Patiño. Vestuario: Carlos Alonso. Dirección de canto: Ramón Bermejo. Dirección musical: Diego García Rodríguez. Dramaturgia y dirección: Quico Cadaval. Teatro Principal de Zaragoza. 9 de septiembre de 2011.


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