La esponjosa vivencia del placer
«No te conformes con soñar la fiesta
No te conformes con pedir amor
Sé la fiesta de alguien
y el labio y la voz»
(CARMEN CARMEN, Antonio Gala)
El texto sugiere alegría, vitalidad, pasión, placer. Al leer este verso el pensamiento me toma de la mano, corre y me conduce a algo que vive dentro de mí día a día. El verso me coloca frente a la combinación de palabras con las que hemos dado nombre a una labor, a una forma de vivir y entender la voz. Disculpar, hablo en plural. Hablo de dos, y esos dos somos, Bettina Aragón Hillemann y un servidor. La labor, «El placer de cantar. Creatividad y Técnica Vocal. Canto Abierto». Estas palabras, al igual que los nombres, no son elegidos al azar. Hay un motivo. Incluso hasta una historia detrás de su elección. Placer. Cantar. Creatividad. Técnica. Canto. Abierto.
En una cultura donde el estrés de la vida cotidiana y el esfuerzo invertido para la obtención del logro, el placer parecería quedar relegado a otros terrenos. No confundamos placer con entretenimiento ni diversión, aunque pertenezcan al mismo clan familiar de sentimientos y sensaciones. En la película «Comer, rezar, amar» uno de los personajes le dice algo así a Julia Roberts, «Los americanos sabéis mucho de entretenimiento pero desconocéis el placer» . Hablar del placer como vivencia en el desarrollo de una actividad, a veces, despierta hasta reacciones de sorpresa. Como si lo que se siente fuera inadecuado u obsceno en su significado de estar fuera de lugar. Recuerdo las miradas «ojopláticas» de actores y director de una compañía vasca, muy aclamada en los tiempos en los que yo trabajaba como actor, cuando dije que, «ahora sí que disfruto más, me lo paso mejor». La cultura judeo-cristiana que hemos mamado nos ha intoxicado las células.
El placer es un motor del ser. El placer es esa sensación corporal de expansión y vida. El placer es eso que nos lleva a buscar de nuevo la experiencia. Las tensiones crónicas que tanto atenazan a la voz se van ablandando gota de placer a gota de placer. Cantar, ¿Qué os puedo contar que no se os despierte ante el acto de cantar? Creatividad. Creatividad implica espontaneidad. Espontaneidad conlleva estar en contacto con nuestro ser y darse permiso para ser. Ahí es nada!!!! La espontaneidad profunda entraña a todo nuestro cuerpo. Creatividad habla de construir expresión desde el ser espontáneo. No confundamos con hacer lo que nos da la real gana. Eso es otra cosa. La técnica vocal y la propia técnica de la creación, en sí misma, aportan los cauces que canalizan y dan forma a la espontaneidad. Cauces de límites que no castran si no que salvaguardan nuestra integridad y hacen de apoyo para alzar nuestra voz. Canto de primera persona singular del verbo cantar; canto de canción con raíces; canto con acento de peso en la «a» que transmite determinación. Abierto por que está cerrado a la exclusión. Abierto a las diferentes voces, estilos, emisiones de la voz provenientes de otras culturas.
¿Alcanzáis a imaginaros una civilización, un mundo estructurado a partir de la esponjosa vivencia del placer? Sin duda la humanidad hubiera tenido otro recorrido.