Maria Stoyanova estrena en l’Antic Teatre de Barcelona ‘Sade was myself’
Maria Stoyanova estrena en el Antic Teatre de Barcelona (6-9 de octubre) el unipersonal «Sade was myself», en la que después de veinte años fuera de su país, la creadora de origen búlgaro decide contar parte de su historia real, todo un proceso cronológico de distanciamiento de sus raíces, idioma y cultura. A través del diálogo con la obra «Madame Sade» de Mishima, el espectáculo mezcla presente y pasado, instintos primarios y anhelos de elevación, quietud y movimiento, toda una investigación escénica y personal destinada a hacernos reflexionar sobre el el presente y el pasado, sobre todo lo que nos hace ser como somos.
En palabras de la creadora, Sade was myself refleja esa partida de la Bulgaria natal, «el huir constante, la falta de aceptación, el sentimiento de culpabilidad y de inferioridad, la falta de amor. Como si el famoso muro de Berlín me atravesase de verdad, partiéndome en dos mitades en constante lucha, provocando dolor y sufrimiento. Así que elegir a Berlín, como sede compartida de la creación no es ninguna casualidad. Aquí comenzó todo a un nivel metafórico, derrumbando a un muro que separó millones de personas con brutalidad y aquí es donde la Globalización y esta Europa Unida se sienten más que en cualquier otro sitio».
“Sade was myself” pretende ser un acercamiento hacía esta unión y esta belleza que todo ser anhela en su interior, símbolo de felicidad. Un viaje de lo personal a lo universal, una experiencia que traduzco en lenguaje escénico, utilizando para ello la mezcla de diferentes artes y la colaboración de distintos artistas de países diferentes.
«Descubrir la obra de Mishima, la ausencia o presencia negativa del Marqués de Sade (presencia que está ausente), la figura de Mishima y los seis estereotipos femeninos que son los personajes de la obra y desde cuya identificación trabajo, junto con un texto poético, lleno de múltiples imágenes me fascinó y me dio el punto de partida para mi investigación y creación sobre mi propia miseria, descubrirla, reconocerla y aprender a amarla, para poder transformarla«, explica.