Críticas de espectáculos

Micro Teatro por Dinero/La Cárcel, Segovia Centro de Creación

Píldoras teatrales en la cárcel

 

El teatro en espacios reducidos no es novedad aunque ahora parezca una moda en nuestro país. Los grupos argentinos, chilenos, uruguayos tienen mucha experiencia en este tipo de montajes mínimos. Entre las compañías más conocidas en España hay que citar a los argentinos de Timbre 4 dirigidos por Claudio Tolcachir con obras como «La familia Cóleman», «Tercer cuerpo» y recientemente «El viento de un violín». La compañía Timbre 4 debe su nombre a que se dio a conocer en Buenos Aires actuando en una vivienda que se corresponde con el timbre 4 de un portal de vecinos. El público está formado por una veintena de personas que asisten al espectáculo en la cocina, en el pasillo o en el salón.

En esta misma línea, también son conocidas las piezas del chileno Guillermo Calderón: «Neva», «Diciembre», y ahora se va a poner en escena en del Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz «Villa+Discurso», un texto acerca de los suplicios del régimen de Pinochet que se ha representado en las auténticas salas de la Villa de Santiago de Chile donde se llevaron a cabo las torturas. En fin, hay más ejemplos españoles como el de «Este sol de la infancia» sobre Antonio Machado, un texto de Eusebio Calonge –autor ligado a La Zaranda– que se ha llevado a cabo con éxito la temporada pasada en una vivienda convertida en sala doméstica, La Puerta Estrecha en Madrid.

No obstante, las propuestas de Micro Teatro por Dinero poseen gran mérito al surgir de una asociación de actores, directores y gentes de teatro que han decidido afrontar la crisis con audacia. Se han reinventado en salas de un antiguo prostíbulo de la calle de la Ballesta de Madrid para ofrecer piezas brevísimas que aportan crítica social con una mezcla de dramatismo y cierto sentido del humor. La oferta madrileña renueva las piezas cada mes y cuenta con una aceptación que sobrepasa la efemérides y la curiosidad.

Esta proposició de Micro Teatro por Dinero ha llegado a Segovia de la mano de la concejalía de Cultura de la capital. En la antigua cárcel provincial, que tuvo su momento mediático con la fuga de los presos de ETA en abril de 1976, se ha llevado a cabo una primera experiencia de Microteatro en la Cárcel. Seis celdas han acogido otros tantos montajes realizando varios pases de 10-15 minutos durante dos horas en los pasados 14 y 15 de octubre. El éxito de público ha sido total.

En cuanto al aspecto artístico hay que decir que estamos ante un tipo de teatro que se desnuda en la intimidad. Lejos del café teatro y más lejos del cabaret, estos pequeños trabajos se apoyan en la interpretación actoral con una ambientación mínima en escenografía, iluminación, vestuario y atrezzo. Dentro de cada celda uno o dos intérpretes dan vida a unos personajes absolutamente verosímiles en convivencia con el público. Es como si el espectador, con permiso de los protagonistas, invadiera su familiaridad.

Desde esta perspectiva, se asiste a un teatro inmediato donde al actor o la actriz siente el aliento, el olor, la mirada escrutadora del espectador. Éste, a veces dificulta, estorba para alguna acción que el intérprete ha de resolver con soltura e incluso improvisar. Esto le sucedió a la actriz que al finalizar su escena debía salir por la puerta pero alguien desde fuera echó el cerrojo de la celda sin más pretensión de que no se abriera durante la representación. Allí estuvimos todos encerrados hasta que empezó la siguiente función mientras la actriz justificaba la situación –»que esto no es de la obra», decía– fundiendo su personaje con la evidente realidad.

Anécdotas aparte, cada una de las 6 celdas utilizadas ha cobijado una historia que sintetiza una trama compleja. Cada minúsculo espectáculo posee los efectos terapéuticos de una diminuta píldora que el espectador ingiere y metaboliza como si de una ópera se tratara. Y es que cada historia contiene los componentes dramáticos sintéticos, comprimidos. A veces, la píldora es brillante y tiene el dulce sabor de la comicidad, pero también hay píldoras que a pesar de su luz deja un amargo sabor.

Tal es el caso de «¡Mucha mierda!», un texto original y dirigido por Nacho Novo. Dos actrices amigas se enfrentan por enésima vez a un casting. Pepa ha sido siempre la sustituta de Lola que obtuvo el trabajo una y otra vez. Pero en esta ocasión, Pepa recibe una oferta tentadora para hacerse con el papel. Las actrices Duna Santos y Ana del Rey pusieron en la mente del público la responsabilidad de la trágica decisión no solo por la tensión del texto sino por la flexibilidad en el cambio de roles y por la excelente interpretación.

En «Yo te amo», de Jorge Monje bajo la dirección de Enio Meja, se plantea la violencia de género. En la escena está el personaje de Ángela, frágil, débil, cansado y sumiso tendido en un camastro cubierto de raso. Llega Javier quien le recrimina de indolencia hasta llegar a la agresión. A él le apremian los negocios sucios que ella debe resolver. No obstante, la astucia vence a la violencia. Ángela Durán y Jorge Monje jugaron magníficamente con la imaginación del público transmitiendo convicción.

«Papá se ha ido» de Elvira Lindo muestra la ternura de una madre y una hija con la situación del alzhéimer por medio. Las actrices Maribel Vitar y Mara Ballestero aportaron una pasmosa naturalidad.

«A mi con milongas» de Verónica Larios y J. Montenegro plantea la situación de dos seres que, creyéndose antagónicos, están inmersos en una existencia patética idéntica, cada uno en su puesto social. Aixa Villagrán y Manolo Solo mostraron un punto de fina comicidad.

El universo del estrés contemporáneo está presente en «Treinta y tres», un texto de Antonio Galeano interpretado por Marta Aledo que supo transitar con soltura por el filo de la comedia y el drama sin caer en histerismos fáciles. En «Soy actriz» de Olga Iglesias se narra la epopeya de una joven actriz para obtener un papel por medio de los diversos castings por los que ha de someterse. Belén Cuesta no solo tuvo que improvisar su mutis sino que se hizo pasar por andaluza, castellana, argentina contando los problemas de los actores tanto en los múltiples cursos de aprendizaje que ha de seguir como con los cambios de roles que ha de asumir una actriz.

Manuel Sesma Sanz

Espectáculos: «A mi con milongas», «Treinta y tres», «Papá se ha ido». «Soy actriz», «Yo te amo», y «¡Mucha mierda!». Autores: Verónica Larios, J. Montenegro, Antonio Galeano, Elvira Lindo, Olga Iglesias, Jorge Monje, y Nacho Novo. Intérpretes: Ana Villagrán, Manolo Solo, Marta Aledo, Maribel Vitar, Mara Ballestero, Belén Cuesta, Ángela Durán, Jorge Monje Cruz, Duna Santos y Ana del Rey. Directores: varios.

Producción: Micro Teatro por Dinero. La Cárcel, Segovia Centro de Creación 14 y 15 de octubre.


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