El giro hermenéutico

Helena Pimenta en la CNTC

Helena Pimenta llega a la dirección de la Compañía Nacional de Teatro Clásico con la clara voluntad de respetar los 25 años de trayectoria sólida de la institución que representa nuestro patrimonio, no sólo literario sino escénico. También con la convicción de que debe ser muy consciente de nuestra realidad actual y el panorama crítico que vive la profesión en todos los ámbitos de la creación. Me cuenta que desde septiembre lleva observando y tratando de entender cómo abordar la sostenibilidad de los diversos proyectos de la compañía; su objetivo es abrir a otras compañías con la fórmula de coproducción o compañía invitada, a profesionales y a nuevos valores. Pone en valor el trabajo en equipo, cuestión capital y verificable en su larga trayectoria al frente de Ur Teatro, de todos los ámbitos: artístico, administrativo y técnico, porque así ha vivido Pimenta el teatro. Entre la tradición y la modernidad hay mucho que trabajar en la renovación de los discursos y lenguajes escénicos que calen en el espectador con el criterio de la excelencia como motor del riesgo que propone asumir. Pimenta va a hacer propuestas de montajes en la CNTC y proyectos de lecturas dramatizadas o dramatizaciones de textos de otras épocas –desde el Renacimiento al siglo XIX- que trascienden el cannon y el repertorio habitual. Es el caso de la obra de Tomás de Iriarte, La señorita malcriada, una mirada diferente a El perro del Hortelano. Piensa que la grandeza del barroco ha hecho sombra a otros textos que están relacionados en temática y estética con nuestra cultura teatral clásica española. Su relación de pasión con Shakespeare la ha llevado a dirigir 11 montajes, y ahora, considera que tiene que poner en valor la autoría y los textos españoles, teatrales y poéticos en todo el mundo. Asumirá la dirección de un montaje al año en el seno de la CNTC.

En enero comienzan las audiciones. Pimenta quiere ver a todo el mundo que desee integrarse en los diversos proyectos que se pongan en marcha, lo dice desde la convicción; dotar de un archivo profesional a la compañía. Apuesta por la formación de las nuevas generaciones de jóvenes actores y actrices, con un formato de espectáculo más sencillo y que admita su puesta en escena en espacios no convencionales. Cree en el diálogo entre la escenografía, el vestuario, la iluminación y los actores para hacer llegar la belleza y la convención clásica. Habilidad, técnica, destreza, complejas estructuras sintácticas y figuras de dicción, junto al ingenio de los poetas, son ingredientes que el público disfruta cuando asiste a un montaje de teatro clásico. Pimenta lo sabe, y su objetivo es hacer que esa fascinación de la experiencia poética, llegue a todos; podemos creer que su proyecto es firme, sólido y ambicioso; quienes la conocen lo saben, y también, que es una creadora sublime, con los pies en la tierra.


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