Un musical sobre un joven brigadista inglés
Hasta el día 23 de diciembre se puede ver en el Arcola Theatre de Londres la obra Goodbye Barcelona, un musical que narra la historia real de Sam Lesser, un joven británico de 18 años que en 1936 decide viajar a España y luchar a favor de la causa Republicana. De hecho, el mismo Lesser, que murió el año pasado, pudo participar en los primeros pasos de la creación de la obra. El montaje teatral es una propuesta de Karl Lewkowicz (música y letras) y Judith Johnson (dramaturgia), que tras haber leído hace un tiempo una entrevista a un brigadista que publicaba el “The Guardian”, empezaron a pensar en la posibilidad de llevar este capítulo de la historia a escena y en forma de musical. Los creadores han estado varios años trabajando en este proyecto que finalmente han podido estrenar en un teatro independiente de Hackney (East End).
Los primeros diez minutos de la obra son realmente trepidantes, cargados de energía, pasión y vitalismo. Los mismos sentimientos que debían tener todos aquellos jóvenes británicos, y de otras muchas nacionalidades, que abandonaron sus hogares para ir a luchar a un país, del cual apenas sabían nada, pero que estaba siendo asediado por el fascismo. Más allá de la defensa de una ideología concreta, lo que movió a esos más de 2.000 jóvenes ingleses fue la defensa de los valores democráticos.
En la primera escena, el protagonista comunica a su madre sus intenciones de ir a España, mientras ella se desmorona. Pero el joven Sam está decido a luchar y llega a la Península con toda la ilusión. Allí se encuentra con otros compañeros, inexpertos como él, pero que le ayudarán en sus primeros pasos como miliciano. En una de las canciones, se decribe como los jóvenes van memorizando y practicando todos los pasos necesarios para utilizar los fusiles: vaciar, limpiar, cargar, etc. En un pueblo, Sam conoce a Pilar, cuyos padres han sido asesinados por las tropas de Franco, y de quien se enamora locamente.
A partir de ese momento, la historia de amor entre ambos se convierte en el motor narrativo de la obra, dejando de lado cuestiones más históricas y políticas. Hay una brillante escena musical en la cual los brigadistas tratan de entender algo sobre las siglas de los partidos y sobre el abanico ideológico que había en España en aquel momento. Los jóvenes británicos quedan enredados en un lío entre si comunistas, trotskistas, socialistas o anarquistas. La canción acaba con un juego de palabras con las siglas del histórico partido POUM. Esta divertida y lograda escena queda, aun así, diluida entre demasiadas dosis de sentimentalismo que hay a lo largo de la obra. La interpretación de los actores es notable y la construcción de las escenas está muy bien conseguida. Pero los personajes cuentan pocas cosas. Uno de ellos es anarquista y en un momento de la obra pide ayuda a su hermana que es monja. El punto de partida de esta escena es fantástico, pero se desaprovecha la oportunidad de contar algo de este capítulo de la guerra entre anarquistas y religiosos.
La música en directo es uno de los activos del montaje. La cercanía del público con los actores (el teatro tiene una 200 localidades) hace que los momentos musicales sean realmente emocionantes. En las canciones, el espectador nota la épica y el idealismo de la historia de los brigadistas internacionles. Karl Lewkowicz se preguntaba en la presentación de la obra, “Would I had the courage to volunteer?” Y seguía, “I think that why the story is so relevant today, because that question is still important”.
Según se desprende de una noticia publicada recientemente por el diario catalán ARA, los productores de la obra afirman que estarían encantados de que el musical pudiera viajar a Barcelona y que les gustaría que algún teatro pudiera considerar el texto relevante. De momento, el director musical y la guionista se muestran prudentes con la posibilidad de exportar la obra en Catalunya.
Prudencia, no nos emocionemos mucho porque la cosa, tal y como está, no vale mucho la pena.