Primer pensamiento positivo para no desfallecer: «Cuando estás en el fondo del pozo ya solo queda empezar a subir hacia la superficie», le dice un amigo a un extraño. «Siempre se puede escarbar más hondo. Yo lo hago», le replica.
Segundo pensamiento positivo para no desfallecer: «Lo importante no es caer, lo importante es volver a ponerse en pie», le dice el amigo al extraño. «Cuando te han roto todos los huesos es difícil volver a levantarse», le replica.
No hay un tercer pensamiento positivo. Cuando lo que te rodea deja de tener sentido solo quedan dos armas para continuar: la alabarda o la paciencia; acabar con todo o respirar para tomar fuerzas. Uno los dedos y digo «ohm» en busca de fuerzas, ilusión y esperanzas que nos permitan seguir en pie entre quejas, demandas, desconfianzas, peticiones nunca concedidas, rechazos, insultos, sinsentidos…»ohm».
Georg Ohm enunció la ley que lleva su apellido y que establece que la intensidad entre dos puntos de un circuito eléctrico es proporcional a la tensión eléctrica entre dichos puntos. Aplico mi particular «ley de ohm» para distender la tensión que me producen la palabra «tensión», la palabra «crisis» y la palabra «milagro». Uno los dedos y digo «ohm».
Siempre me había considerado una persona tolerante y abierta a cualquier influencia externa, de cualquier tipo de procedencia, religión, inclinación política, orientación sexual…pero he de confesar que me he descubierto como alguien que ve con recelo lo que viene de fuera de la comunidad en la que habito.
Hace unos meses miraba con recelo el festival que se sacaron de la manga en esta provincia donde habito. Fue una buena oportunidad para ver trabajos interesantes de creadores de renombre internacional -aunque la afluencia de público fuese mínima y el apoyo económico por parte de la administración gallega fuese superior al del conjunto de los catorce festivales que existen en esta comunidad donde habito-. No sé cuántos de esos festivales continuarán en este 2012. A algunos todavía se les adeudan ayudas del 2011. Es un «milagro» que sigan vivos…. «ohm»… Y es una lástima que al sector de las artes escénicas se le adeuden 1,2 millones de euros por parte de la administración… «ohm»… Y un insulto que los ayuntamientos pidan a los autónomos que les perdonen la deuda. Y una infamia que los delitos prescriban… «ohm..ohm…ohm…»
El próximo 8 de marzo se presentará la programación del Centro Dramático Galego, institución que la pasada semana se confirmaba la presencia de Andrés Lima para dirigir la próxima producción de la compañía institucional a partir de textos de Neil LaBute. Tengo que confesar que me entristece confesar que me entristece que un director de fuera de Galicia dirija un texto de un autor de fuera de Galicia, sobre todo cuando aplaudo el trabajo de ese director y cuando creo que en este lugar tan desprotegido en el que habito hay creadores y creadoras que merecen ser apoyados. Veo como la realidad arde en periódicos que dominan el arte de la demonización y los bombardeos en Homs. Y uno los dedos y digo «ohm». Y recuerdo que fue «Penumbra», dirigida por Andrés Lima, la última producción de Animalario que vi en esta ciudad en la que habito. Y recuerdo que además de nuestras líneas de sombra hablaba de un naufragio y de ser espectadores de ese naufragio…
Y en una de esas conferencias tan positivas –»As industrias creativas como chave para o futuro: análise e perspectivas»- se vuelve a presentar uno de esos informes cuantitativos tan respetados –»As industrias creativas en Galicia e o norte de Portugal: análise cuantitativa»- en los que se registra la cantidad de empresas que suman las industrias creativas de Galicia y el norte de Portugal y lo mucho que facturan. Y se nos dice que las artes soportan bien la crisis cuando son apaleadas como perras. Y yo me digo que es, no un milagro, sino un misterio que sigamos en pie, haciendo malabares por no perder la ilusión y la fuerza, por sobrevivir, por pagar aunque no se nos pague, por no permanecer en el fondo del pozo. Ese pozo donde hay tantos extraños pensando en si escarbar o ascender, en si quedarse en el suelo o recolocarse los huesos, en quedarse mirando o naufragar, buscando el pensamiento positivo.