El Hurgón

Deseo y realidad

Cuanto quisiéramos que la realidad fuese como la deseamos, algo personal que nos permita hacer lo que nos venga en gana, sin consecuencias molestas, pero no es conveniente que tal cosa suceda, porque nos llenaríamos de realidades, y si con las que sufrimos hay conflicto permanente, aumentando su número, sin control, entraríamos pronto en un proceso de exterminio compartido, por falta de acuerdo, porque se ha vuelto muy humano desear que los deseos personales se cumplan, y que los demás esperen.

Existen, fundamentalmente, tres realidades notables, dos de las cuales, antagónicas, se han fortalecido en el proceso histórico de la humanidad, y al parecer se han convertido en un hábito, porque a pesar de los enfrentamientos y escaramuzas que han mantenido, y mantienen, vuelven a acomodarse fácilmente en su sitial histórico, para seguir medrando. Nos referimos a la realidad que ordena y a la realidad que obedece.

Existe una tercera realidad, fluctuante, veleidosa, de ánimo inestable debido a su escaso carácter y bajo nivel de dignidad, que consiste en un espacio dentro del cual buscan asiento quienes no tienen forma de hallarlo en las otras dos realidades, y que por tal motivo carece de un sitial histórico determinado. Esta realidad, que podríamos denominar, realidad media, es una especie de espectáculo de cuerda floja, porque los deseos de quienes forman parte de ella están siempre orientados a cumplir sueños que, como realidades permanentes vive la que ordena, y padece las angustias materiales y la incertidumbre de la realidad que obedece.

Esta realidad media es el punto de choque entre las otras dos, lo cual explica que las realidades antagónicas que hemos definido al comienzo de este escrito, no se destruyan, y vivan haciendo acuerdos tácitos de convivencia, por su incapacidad de hacer una vida independiente, y por lo que coincidirán en decir, la una de la otra, sin mucha amargura, que su existencia es un mal necesario.

Por lógica, el deseo de cada ser humano es ascender a una realidad superior, y de lógica es también, que quienes conforman una realidad de más alto nivel se opongan al ingreso de nuevos miembros que provienen de realidades inferiores, por temor a ser desplazados, o a la creación de condiciones que obligue a los miembros de ésta a hacer ejercicios de modificación que conllevan el riesgo de alterar sus tradiciones y perder privilegios.

Una cierta impresión de abundancia extrema y de optimismo infinito son responsables de la idea, cada vez más firme, de la promoción social automática, y por eso, sin importar las consecuencias cada quien está decidido a armar su propia realidad y hacerla prevalecer.

Esta forma de promoverse socialmente, aseguran los entendidos, ha cobrado mucha fuerza, porque los mecanismos de ascenso también han mudado de característica, pues lo que antes se conseguía con perseverancia, acumulación de experiencia, estudio y aplicación de conocimiento, ahora se consigue con audacia.

Esta apariencia de facilidad para desplazarse de una realidad a otra ha disparado el deseo de ascender, y para controlar los estragos que puede ocasionar el deseo desmedido, quienes entienden de estos asuntos han diseñado una nueva realidad, que en apariencia las agrupa a todas, y les produce además una sensación de igualdad. Se trata de la comúnmente conocida con el nombre de realidad global, cuyos elementos fundamentales son, la velocidad y la audacia.


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