A work? A shop? Workshop con Tino Sehgal en la Tate
Reunidos en una sala privada de la Tate Modern, Tino Seghal empieza preguntándonos si el concepto «Attention economy» se usa en Inglaterra de una forma más o menos corriente (en medios de comunicación, empresas, etc.). A nadie le suena. Tino Sehgal vive en Berlín y traduce el concepto directamente del alemán. Parece que en Alemania sí están familiarizados con este nombre. Después de oír las primeras intervenciones de los participantes del taller, el artista lo resume diciendo que básicamente, esta idea se refiere al gran objetivo de las empresas y colectivos hoy en día, uno de sus mayores retos: conseguir captar la atención entre la multitud.
Así empezó el taller de dos días en la Turbine de la Tate con el artista vivo más joven (1976) a quien el Guggenheim de Nueva York le ha dedicado una exposición. El taller tuvo muchos de los elementos básicos con los que Sehgal trabaja habitualmente: la no presencia de objetos, compartir experiencias con gente que no se conoce previamente, realizar las acciones en el marco de la «institución» (Tate, MoMA) sin seguir las reglas que le son propias. Sehgal tiene una formación en política económica y danza. Ambas cosas han influenciado fuertemente sus obras. Su punto de partida como artista es que los humanos usan para su supervivencia muchos más recursos de los estrictamente necesarios. En su trabajo, reta a la noción de producción, tanto artística como económica, creando formas inmateriales de generar significados. De esta forma, sus piezas no se graban, no se publicitan abiertamente, no hay contratos escritos con los museos, no se recoge nada en ningún catálogo. En otras palabras: no se produce nada. En el sentido clásico de la palabra, claro.
El taller de la Tate fue una concatenación de juegos y experimentos. Se produjeron micro charlas de pocos minutos con los compañeros del taller. ¿Cuál es el viaje más largo que has hecho nunca? ¿Has estado en una prisión? ¿Por qué estás aquí una tarde lluviosa de domingo? Una vez cerrada la Tate al público, salimos al increíble espacio de la Turbine. Espectacular. (Me vinieron a la cabeza los millones de pipas de porcelana de la instalación del artista-activista Ai Weiwei, que había expuestas allí hace pocos meses.) Tino Sehgal nos propuso algunos ejercicios de movimiento, todos ellos relacionados con la pertenencia al grupo. ¿Cómo expresamos nuestra individualidad en un conjunto? ¿Nos atrevimos a liderar? ¿Dónde nos sentimos más fuertes? Sobre estas y otras cuestiones nos hacía reflexionar con cada uno de los juegos, en una dinámica que a veces se hacía un poco farragosa, sobre todo, para aquellas personas que como yo, no estamos acostumbradas a participar en las cosas sino más bien a observarlas. En uno de los ejercicios, se trataba de caminar todos juntos, aumentando progresivamente el ritmo durante 20 minutos. Caminar por el suelo de la Turbine, con el museo cerrado al público, sentir el silencio del espacio, fue una experiencia deliciosa.
A Sehgal le encanta hablar. Tiene mucho sentido del humor y cuando la gente se enreda con conceptos demasiado abstractos les corta diciendo, «no te entiendo, habla llano». Durante el taller dijo varias veces que le gustan muchos los workshops, entre otras cosas porque no se sabe muy bien lo que es: «a work? a shop?» Al despedirnos me dijo si tenía previsto ir a Barcelona estos días, donde el artista Xavier Le Roy, con quien comparte visión artística, está invitado por la Fundació Tàpies con una muestra retrospectiva. El Mercat de les Flors aprovecha la ocasión para mostrar también algunos de los trabajos del coreógrafo francés. Ahí os dejo pues, con la recomendación de Tino Sehgal.