Atrocidades contra la voz
La historia está repleta de atrocidades cometidas por el hombre contra el ser humano. Un hombre estúpido, ignorante, enfermo mental y emocional que con sus construcciones ideológicas y religiosas es el mayor desastre no natural que la humanidad pueda sufrir. Y la voz del ser humano no se ha librado.
«Que las mujeres callen en las congregaciones, pues en efecto, no les está permitido hablar sino que sean sumisas, tal y como la Ley dice» Epístola de San Pablo a los Corintios .14.34 Basándose en una interpretación literal de este fragmento del Nuevo Testamento la Iglesia Católica mantenía todavía en el siglo IX la prohibición de que las mujeres fueran actores litúrgicos o cantaran en los coros de los templos. Al mismo tiempo la Iglesia Católica, que ponía en la belleza un gran valor y consideraba la voz como un don divino, relacionaba el canto de los ángeles con voces agudas, llamadas voces blancas, y para ello necesitaba voces de niños o las voces de los hombres pero cantando en el registro de falsete. Y aquí es donde se creó un nuevo espacio donde la castración encontró un nuevo mercado .
Según los historiadores la ablación masculina, castración, se originó en el Antiguo Egipto, donde se castraba a los sirvientes de las mujeres para evitar posibles infidelidades en los harenes, dando origen a los eunucos. En la Antigua China, cuando las mujeres no eran aceptadas en el teatro kabuki ni en la opera y donde los eunucos tenían un papel importante en la vida cortesana. Después pasó a la India y en el siglo VIII dC. entró en Europa con los musulmanes a pesar de la expresa prohibición cristiana expresada en el Concilio de Nicea. Más adelante la Iglesia no tardaría en aprovecharse de esta práctica y poner a I Castrati a su servicio para materializar una más de sus locuras megalómanas: una voz con el timbre angelical de las voces de los niños en un cuerpo con la fuerza muscular y la capacidad pulmonar de un hombre.
Según las crónicas el procedimiento era el siguiente. Si se observaba que un niño en la pubertad tenía dotes para el canto era seleccionado. Lo bañaban en leche caliente mezclada con especias con el objetivo de sedarlo y de esta manera extirparle los testículos. Así se impedía el desarrollo hormonal con lo que con el tiempo se conseguía un tamaño laríngeo infantil y unos resonadores de hombre. La voz de los ángeles en su máxima expresión. Los ángeles sin sexo. I Castrati perdían la capacidad reproductora pero no su deseo ni sentimientos sexuales afortunadamente para ellos. Tampoco influía en su orientación sexual. Cuentan las malas lenguas que eran buscados por las damas de la corte para mantener relaciones extramatrimoniales ya que no se corría el peligro de embarazos indeseados. Sin embargo, pocos eran los que se desarrollaban como cantantes. La mayoría terminaba en la pobreza y eran tratados como apestados durante toda su vida e, incluso, la Iglesia Católica los rechazaba y le negaba el entierro en tierra sagrada. Es fuerte decirlo; los deshechos al basurero. Aquellos que conseguían no solo mostrar sino mantener sus habilidades como cantantes llegaban a cobrar altas sumas de dinero por sus actuaciones. Incluso en los siglos XVII y XVIII se escribieron operas exclusivas para ellos que hoy en día son cantadas por sopranos o contra-tenores.
Aunque pudiera originarse en España y raramente se practicaba en Alemania, la castración con fines musicales se practicaba casi exclusivamente en Italia, con la Santa Sede en Roma. El más famoso Castrato fue Carlo Boschi , conocido como Farinelli.
Finalmente, en 1870 la castración viene prohibida por el Estado Italiano.