Rojo al agua / Steven Berkoff-Josu Montero / Kabia
El sábado fuimos a ver esta obra y… Nos sedujo, nos filtró, nos transportó, nos atrapó. En fin, nos dio tanto que se me agolpan los aplausos verbales y todos me resultan insuficientes.
La puesta en escena es pura poesía. Los textos de Josu Montero y un Steven Berkoff traducido por Juana Lor, el lenguaje gestual y sentido de los actores y los mensajes que nos llegan a través de ellos y de los recursos escénicos nos calan hasta vivir y desgranar, desde la sencillez, cada uno de los matices que definen ese perspicaz y sutil paralelismo que Borja Ruiz ha establecido entre Virginia Woolf (fantástica la terna que desmenuza su bipolaridad) y Ofelia, versionando su final, en legítima autoridad, la fantasía de Millet.
Luz, ambivalentes espejos, armonía, teatro negro, cadencia, las sombras de la sugestión, plasticidad, exquisitez… Nada te deja indiferente y te traslada suavemente al hemisferio sagrado una vez más. Un controlado, minucioso y exhaustivo trabajo tal y como nos tiene acostumbrados Gaitzerdi y Kabia.
La interpretación nos pareció fantástica en general, y en cuanto a Ofelia nos conquistó desde el primer momento. Liviana, frágil y aniñada en apariencia, nos deja ver constantemente una fuerza interior y una energía que despierta nuestra empatía. Desde aquí, una vez más y como le dije a la salida: ¡gracias por este regalo!
Gracias a todos.
Volveré a verla, por supuesto. Será un nuevo placer descubrir todo lo que el asombro del primer día no me permitió.