La cobardía o el conservadurismo no se corresponden única y exclusivamente a épocas de miedo generalizado, aunque hay que entender que la sociedad, de manera natural, tiende a dichos estados en momentos como los que vivimos. Ya ha ocurrido y volverá a ocurrir.
Tenemos la responsabilidad, cada cual desde la base, parcela o atalaya que ocupe en el mapa cultural, de acometer la situación con creatividad, vehemencia y coraje.
Podemos afrontar riesgos.
Podemos afrontar riesgos con optimismo.
Podemos afrontar riesgos desde la generosidad.
El riesgo no tiene porqué ser sólo territorio del artista. Tampoco la investigación, la creatividad o las ganas de cambiar el mundo.
Hay que ser valiente cuando las oportunidades llegan. Y cuando no, hay que intentar provocarlas.
Asumir riesgos no tiene porqué tener nada que ver con el hecho de desaprovechar oportunidades, aunque durante la vida se puedan dejar perder muchos trenes.
Asumir riesgos no tiene porqué tener nada que ver con la irresponsabilidad o la falta de profesionalidad, aunque la pasión por nuestro trabajo haya manchado en algún momento nuestro expediente.
Equivocarse es saludable -aunque caerse no signifique necesariamente levantarse más fuerte: reconocer los propios errores es un ejercicio tremendamente doloroso-.
Hay que reconocer, corregir y aprender de los errores.
Tenemos que preservar nuestra predisposición a la curiosidad.
Investigar es necesario, aunque no resulte rentable a corto plazo.
Investigar es invertir.
La valentía también pasa por defender proyectos con vocación de futuro. Hay que pensar a largo plazo.
El futuro va a existir y su diseño está en nuestras manos.
Reconvertir o cerrar proyectos sin futuro también es valiente.
Podemos compartir ideas y proyectos con nuestros equipos, compañeros de profesión o público.
Podemos escuchar y aprender de nuestros equipos, compañeros de profesión o público.
La política cultural es más política cuando cuenta con la sociedad civil. La sociedad civil puede participar en la política cultural. La sociedad civil ya está haciendo política.
La cultura tiene que ser inclusiva.
El acceso a la cultura no es un riesgo, es un derecho.
Podemos afrontar nuevos riesgos.
